siete.

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Hyunjin frunció el ceño mientras miraba la carta del restaurante, sin decidir todavía lo que quería comer. Suspiró, exasperado, levantando la vista y encontrándose con la divertida mirada de Chanhee, que le observaba con cierta fascinación.

—¿Y tu esposo? —preguntó de forma burlona Hyunjin.

—¿Ese bobo? —Chanhee rodó los ojos —Jaehyun está estacionando el auto, ya sabes lo lento que es para algunas cosas —el omega lo miró, guiñándole un ojo—. ¡Te ves fantástico, Hyunjin!

—Si Jaehyun se entera de que me estás coqueteando... —dijo con advertencia Hyunjin, aunque sonreía con leve diversión.

—Bah, no me haría jamás nada —Chanhee observó la carta—. Ugh, todo suena mal y horrible.

—Bebé, no digas eso —Jaehyun apareció de pronto, sonriéndole a Hyunjin—. ¿Cómo estás, Hwang? —saludó, tendiéndole la mano.

—Pero quiero una sandía, amor, y acá no tienen sandía —los ojos de Chanhee se pusieron llorosos, y Hyunjin dio vuelta los ojos, sabiendo que estaba actuando sólo para que cumplieran sus caprichos—. Estoy esperando a tu hijo, y el pequeño tiene hambre.

—Oh, ¿así que decidieron agrandar a la familia? —se burló Hyunjin, llamando su atención —Espero ser el padrino.

—¡Jamás! —Chanhee se cruzó de brazos. —No queremos que nuestro bebé sea amargado y aburrido como tú.

Hyunjin lo miró ofendido, mientras Jaehyun tapaba su boca para ocultar la risa que quería salir.

A eso se refería Hyunjin cuando pensaba en lo extraña que era la pareja para esos tiempos. Normalmente, el omega solía ser más callado, sumiso y complaciente con su pareja alfa, sin querer interponerse, hablando sólo cuando era conveniente. Chanhee era todo lo contrario: grosero, fastidioso y bromista, y a Jaehyun realmente no le importaba su actitud, siempre asintiendo en todo lo que dijera o pidiera.

Pero Hyunjin los envidiaba, en especial cuando Chanhee se recostaba contra Jaehyun con total confianza, no por obligación, y el alfa lo rodeaba con un brazo, sonriendo automáticamente, como si fuera feliz con ese simple gesto.

Ordenaron algo para comer, y mientras esperaban, Hyunjin decidió sacar el tema que tanto lo estuvo estresando los últimos días.

—Encontré a mi omega —comentó, casualmente.

Chanhee escupió el agua que estaba bebiendo y Jaehyun parpadeó.

—¿Cómo? —Chanhee lo observó de forma incrédula —¿Tú, Hyunjin? ¿El mismo Hyunjin que decía que no quería un omega porque quitaban mucho tiempo? ¿El mismo Hyunjin que rechazaba a las más lindas omegas de la universidad?

—Me haces ver como un desgraciado —se quejó Hyunjin.

—Porque lo eres —secundó Jaehyun, limpiando la comisura de la boca de Chanhee—. Bueno, no tan así, pero de todas formas... No estabas demasiado interesado en omegas, Hyunjin.

El alfa soltó un bufido, aunque no pudo evitar darles la razón porque, efectivamente, en la universidad lo que menos quería era relacionarse con omegas o crear un lazo con ellos.

—Bueno, cambié de opinión —rezongó, mientras servían los platos de comida—. Felix es un omega demasiado irresistible, si tan sólo lo vieran... —sonrió de forma inconsciente—. Algún día lo conocerán y verán de qué les hablo.

Jaehyun y Chanhee se miraron, ambos enarcando una ceja al ver la expresión soñadora de Hyunjin, pero prefirieron no burlarse o con toda probabilidad recibirían algún golpe. En cambio, sólo miraron con curiosidad a Hyunjin.

kilig ୨ৎ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora