Mi corazón siempre supo que serias tú

Capitulo 1

Narra Ana

       Siempre pensé que vivir en Barcelona sería la cosa más increíble de toda mi vida. Desde pequeña siempre he tenido muy claro, que estudiaría periodismo, viviría en Barcelona y lo tendría todo. Pero últimamente se me está haciendo cuesta arriba. Pienso en como mi vida a dado un giro de 360º. Recuerdo que era una chica risueña, con ganas de vivir la vida. Pero desde aquel verano, nada ha vuelto a ser como antes. Ahora soy cohibida, no me fio de nadie y mi vida se ha convertido en una monotonía constante.

De vuelta a la residencia, voy tan distraída que me choco con Tomás en el pasillo, por poco me caigo de morros en el suelo.

--Tomás, no te había visto – digo disculpándome.

Tomás me mira de arriba abajo, intentando mostrarse sereno.

--Ana, ¿vienes de correr? – pregunta tras unos segundos de silencio.

-- Sí, ayer no me fui a dormir tarde y hoy logré despertarme temprano.

-- Pero Ana, podías haberme avisado e íbamos juntos. – dice intentando parecer enfadado.

Le miro con el ceño fruncido, pero no puedo aguantar y me echo a reír.

Tomás y yo nos conocemos desde hace seis años, cuando coincidimos en la Eso. Desde entonces somos muy buenos amigos, aunque si le preguntáis a él, os diría que le encantaría ser algo más.

En varias ocasiones me lo ha confesado, pero por desgracia yo siempre le he dejado las cosas bastante claras, solo lo puedo ver como un gran amigo.

De repente empieza a sonar su teléfono y yo aprovecho la oportunidad para marcharme al dormitorio antes de que este decida volver a confesarme sus sentimientos. Tengo muchas cosas que hacer y no puedo estar pendiente de las insistencias de mi amigo.

-- En fin, te dejo, me voy. – digo mientras este contesta a la llamada.

Me apresuro antes de que él diga algo más y me meto en el dormitorio. Todavía tengo que acabar un trabajo de tres mil palabras para el martes, y la verdad es que apenas he empezado.

Una vez dentro, enciendo el portátil y me concentro en acabar con el dichoso trabajo. Como nos sigan mandando tantos, me voy a volver loca. Para que luego la gente diga que los años de universidad son los mejores de nuestras vidas