Mi corazón siempre supo que serias tú

Capitulo 12

Al día siguiente me despierto sin ganas de hacer nada. Solo tengo ganas de estar en la cama y que todo el mundo me deje en paz. Intento volver a dormir, pero es inútil así que me levanto y cojo la ropa de deporte y salgo a correr un rato.

Al llegar de nuevo a la residencia, veo que Rose me está esperando en la puerta de mi habitación. Aunque no me apetece hablar con nadie, sé que si no le doy una explicación no me dejará en paz. Entramos en mi habitación y nos sentamos en la cama y le explico brevemente lo ocurrido.

-- Pero Ana, no puedes hacer eso. – me dice Rose. – No lo puedes dejar por eso. Tienes que entender que no es culpa tuya.

-- Lo siento Rose, pero ya he tomado una decisión. – le digo con la cabeza baja. – Por nada del mundo pondría la vida de Fernando en peligro.

Pese a las insistencias de Rose, no he cambiado de opinión. Me alejaré de Fernando, aunque me duela en el alma. Una vez que Rose se marcha, enciendo el móvil y veo una pila de llamadas de Fernando. Dejo el teléfono a un lado y me pongo a estudiar un poco.

Estoy tan sumida en los libros que pego un salto de la silla cuando alguien empieza a tocar mi puerta sin parar. Al abrir la puerta, me quedo de piedra al ver quién es.

-- Eh, ho-hola – me dice Fernando.

-- Hola, ¿Qué haces aquí? – le pregunto con el corazón a mil.

--Como no me cogías el teléfono decidí venir a verte.

-- Pero si deberías de estar en la cama. – le digo mirándolo enfadada.

-- Lo sé, pero tenía que verte. – me dice acercándose a mí.

--Fernando se te puedes infectar la herida. – le digo señalando la pequeña mancha de sangre se acaba de aparecer en su camisa. – Seguro que se te ha salido algún punto.

-- Pues déjame entra y me limpio la herida.

-- Lo siento Fernando, pero lo mejor es que te vayas a casa.

-- Pero Ana

-- No Fernando, lo mejor será que ya no nos veamos más – le digo con los ojos llorosos

-- Ana por favor no me digas eso, yo yo

-- Basta Fernando, basta por favor. –le digo y salgo corriendo.