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❛ 𝐄𝐋 𝐆𝐑𝐀𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐄𝐃𝐎𝐑 era enorme en su totalidad, su gran capacidad de espacio era realmente increíble, entraban muchas más personas de las que parecían entrar. Los ojos de Lucille no podían creer lo que estaban viendo en lo absoluto, era cómo sí estuviera en el palacio de una reina totalmente majestuosa, una reina hermosa que habita en un mundo de cuentos de hadas y fantasía. Había cuatro mesas a lo ancho del gran comedor que ocupaban la mayoría del espacio disponible, cuatro mesas que de alguna manera representaba a las cuatro casas con las que contaba la escuela, Slytherin, Gryffindor, Ravenclaw, y Hufflepuff.
Los estudiantes ya presentes estaban vestidos de los colores de sus respectivas casas, mientras que aplaudían de manera alegre ante la llegada de los nuevos. Por un momento, fue extraño recibir tanta alegría por parte de todos, pero no fue difícil adaptarse a la situación de atención que estaban recibiendo los nuevos alumnos.
Al mirar arriba, la Snape pudo observar cómo tenía el cielo en el castillo, con muchas velas colgantes que le daban un toque especial al lugar. Sabía que era un hechizo simple. Al frente de las cuatro mesas, había una donde se encontraban la mayoría de directivos y profesores; entre ellos, su papá. El último nombrado la mirada fijamente desde su lugar, moviendo un poco su boca en lo que parecía ser una casi inexistente sonrisa de la que solo su pequeña podía percatarse de que existía. De pronto, la mirada de su padre se fue hacia alguien más, olvidándose por completo de su hija, y sin preocuparse por ello, Lucille decidió finalmente perderlo de su vista.
━━━El techo no es real, está encantado para que parezca el cielo nocturno. ──Una voz chillona y algo presumida se escuchó a lo cercano, perforando los oídos de la pelinegra cómo el infierno. Pudo percatarse que era una niña de cabellos castaños, ojos marrones, piel clara, y dientes un poco más grandes. Al instante reconoció su voz, era la que había estado gritando por todo el tren la desaparición del sapo. ── Lo sé porqué leí la historia de Hogwarts.
El pequeño Draco y Lucille no dudaron al escuchar aquellas molestas palabras, se miraron cómplices entre ellos mientras que levantaban las cejas expresando algo de diversión, juntando sus labios de manera firma para evitar reír de la pobre niña, que sin percatarse de aquel gesto, siguió bastante contenta con su explicación, la cuál se la estaba dando a la irritada Pansy Parkinson, quién se encontraba a punto de llorar, no podía separarse de la castaña por más que quería.
━━━Esperen aquí, por favor. ──Soltó MCgonagall provocando que los chicos se estuvieran, mientras que ella iba subiendo una plataforma un poco más alta, dónde se encontraba un sombrero extraño que lucía sucio y viejo. ── Ahora, antes de comenzar, el profesor Dumbledore les dirigirá unas palabras.
El último nombrado se levantó de su silla, sin salir de su lugar. ━━━Antes que nada, me gustaría decir algunas cosas. ──Todos los presentes se encontraban escuchando las palabras del director con mucha atención, mientras que algunos, en especial los nuevos, lo observaban con curiosidad, se veía igual que el los libros. ──Los alumnos nuevos deben recordar que los estudiantes no pueden entrar al bosque prohibido bajo ninguna circunstancia, y nuestro velador, el profesor Filch, me pidió que les recordara que el pasillo del tercer piso, del lado derecho, está completamente prohibido para todos aquellos que no pretendan sufrir una muerte aterradora. Gracias.
