Un día normal, con un poco de luz.

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El sol se alzaba en el horizonte, arrojando sus rayos dorados sobre la majestuosa Universidad de Luminares. El campus estaba envuelto en una calma inquebrantable, digno de admirar una vez sabiendo el arduo trabajo de todos para que esto ocurriese. Claro que el silencio era de esperarse si los estudiantes aún estaban en horario de sueño. Sin embargo, el director de la universidad, Neuvillette, había estado despierto durante horas.

El director era una figura respetada y temida en la academia. Con su cabello de un blanco inmaculado y sus ojos azules como el hielo, irradiaba autoridad. Su rutina diaria comenzaba de manera metódica. Se levantaba a las 5 a.m. exactamente, se aseaba con precisión casi quirúrgica y, después de vestirse con impecable formalidad, se dirigía a su oficina. Solo él mismo sabía la cantidad de trabajo que debía realizar desde tan tempranas horas, aun así jamás una sola persona le ha visto flaquear en su determinante actitud por hacer las cosas funcionar en aquel lugar.

La oficina de Neuvilette estaba en el edificio principal de la universidad, con vistas a un jardín meticulosamente cuidado. Dentro se encontraba su escritorio de ébano, y el solitario compañero de sus mañanas, un mero vaso de agua y una pila de informes. Pasaba horas analizando el progreso académico de la universidad, meticulosamente calculando cada detalle.

La señorita Elara, su secretaria, llegaba puntualmente a las 7 a.m. Su respeto por Neuvilette era evidente en su forma de interactuar con él. Se movía en silencio, anticipando sus necesidades. Nunca hablaba más de lo necesario, y cuando lo hacía, su voz era suave y respetuosa.

Cada mañana, Neuvilette revisaba una pila de informes que la señorita Elara había preparado de forma anticipada para este. Discutían los asuntos académicos y administrativos del día, y Neuvilette daba instrucciones precisas, a menudo sin la necesidad de decir más que unas pocas palabras. La señorita Elara asentía con un gesto y se retiraba para llevar a cabo sus órdenes.

La relación entre Neuvilette y la señorita Elara era un ejemplo de eficiencia y respeto mutuo. Ella admiraba profundamente su ética de trabajo y su dedicación a la universidad, y él confiaba plenamente en su capacidad para llevar a cabo cualquier orden.

Aunque Neuvilette era conocido por su carácter serio e inquebrantable, la señorita Elara conocía a la perfección los matices de su personalidad y se esforzaba por cumplir sus expectativas con precisión. Era una colaboradora esencial en la vida de Neuvilette, una extensión de su propia disciplina y control. Sin embargo, todo esto se basa en la regla principal; no mezclar nada de la vida personal.

A medida que avanzaba la mañana, la mencionada secretaria entró a su oficina con una nueva lista de cosas por hacer, esta vez se trataba del itinerario que Neuvillette estaría manejando durante el día. La escuchaba con atención, asintiendo en raras ocasiones, y luego daba instrucciones precisas para cada situación. Su reputación de seriedad y precisión era conocida en toda la universidad.

—Director, la reunión del consejo empienza en 5 minutos. No olvide recibir al nuevo profesor, también estará en la reunión

El hombre escuchó aquellas palabras sin una expresión clara en el rostro, simplemente se resumió en asentir en dirección de la mujer y ésta misma hizo su camino fuera de la oficina.

No pasó mucho para que Neuvillette dejara todo en orden dentro de su lugar de trabajo, para así comenzar su camino a la sala de reuniones.
Como ya era costumbre, la sola presencia hizo que todos en aquel lugar se pusieran de pie y realizaran una inclinación en su dirección. Nadie dijo una sola palabra hasta que Neuvillette estuvo sentado, entonces todos regresaron a su asiento y dieron comienzo a la reunión.

Poco después, en medio de un intercambio de palabras entre los presentes, la puerta se abrió con suavidad, revelando a un hombre de porte distinguido que Neuvillette nunca antes había visto, supuso de inmediato que ese era el hombre mencionado por su secretaria. Era Wriothesley, el nuevo profesor de música contratado por la universidad.

Cambiando las Reglas ;; Wriolette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora