013: Ramirez 🐾| One-Shot

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Palabras: 1,645
Advertencias: Ninguna.

Resumen: Una pequeña pero tierna bola de pelos se mete en el hogar de Alejandro y Rudy. Invadiendo sus corazones.

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Aún con la calidez que les brindaba la lluvia, la pareja de casados no podía disfrutar de su noche

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Aún con la calidez que les brindaba la lluvia, la pareja de casados no podía disfrutar de su noche. Ni siquiera la comodidad de tener sus cuerpos unidos podía hacer que ninguno de los dos hombres pudiese conciliar el sueño. 

Era un ruido distante, leve. Pero molesto. No sabían con seguridad lo que era. ¿Un bicho, quizás? Ese pensamiento era lo que los mantenía en sus camas aún. Los dos estaban lo suficientemente cansados como para salir a investigar algo que, a su parecer, era insignificante. Así que solo era un juego para ver quién soportaba más. O ver quién se dormía primero. La batalla estaba bastante reñida, ciertamente. 

Habían perdido la cuenta de cuánto tiempo aquel ruido los había mantenido despiertos. Ni siquiera recuerdan haber dormido en primer lugar. Las gotas que caían por la ventana ayudaban un poco a suavizar el ambiente. Pero no era suficiente. 

Al final, uno parece haberse rendido. Rodolfo, con cansancio, se levantó lentamente de la cama. Alejandro, su esposo, solo lo veía. No puso la más mínima queja, aunque él hubiese preferido seguir sintiendo la calidez de su cuerpo junto a él. 

Pocos minutos después, escuchó como su esposo finalmente salió de la habitación, para ver qué es lo que les ha estado perturbando el sueño. Pudo sentir como, lentamente, cerraba sus ojos. Podía sentir el descanso finalmente. 

Y, con la misma rapidez con la que empezó a conciliar y el sueño, pudo escuchar un estruendo. 

Con gran rapidez, se levantó de la cama para ver qué había pasado. ¿Y si Rodolfo se hubiera caído? Eso fue lo primero que le pasó por la mente. Era de noche y, junto al cansancio, cualquier cosa pudo haber pasado. 

—¡Rudy!— Gritó, en busca de su amado. La luz de la luna era la única luz que poseía. 

Solo escuchó como Rodolfo, en voz baja, le ordenaba que guardara silencio. Y ahí fue cuando finalmente pudo verlo, cerca de una de las mesas. De rodillas, como si estuviera esperando algo. O a alguien. Alejandro se acercó a él. 

—¿Qué pasa? ¿Es una rata?— Preguntó, bajando la voz. Haciendo caso a lo que su marido le había indicado. 

—No— Respondió— Es un gato. 

¿Un gato? Aunque algo confundido, Alejandro se había alegrado de que no se tratase de una rata. Y, a su vez, ver qué Rodolfo se encontraba bien. O al menos eso era lo que su limitada visión le hacía ver. 

—Necesito una toalla. 

—¿Para? 

—Para secarme—Dijo Rodolfo sarcásticamente—Para agarrar al gato, pendejo. Lo quise agarrar, pero salió corriendo. 

☆🌈 Alerudy stuff☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora