☆🌈 Alerudy stuff☆

018: Un gato a las afueras de mi casa | One-Shot

Palabras: 1,438
Advertencias: Ninguna.

Resumen: Alejandro recibe una peculiar sorpresa tan en la puerta de su casa.

N/A: Sí, otra historia de gatos. Espero les gusten, porque tengo mucho así que ofrecer. (⁠'⁠ ⁠.⁠ ⁠.̫⁠ ⁠.⁠ ⁠'⁠)

—Así que... ¿Adoptaste un gato?–preguntó el chico de lunares al ver como su pareja tenía en brazos a un pequeño gatito. Eran casi las ocho de la madrugada, y no entendía por qué su amigo había ido directamente a su casa para contarle tan peculiar noticia, ¿estaba tan emocionado? Si no fuera por su rostro angustiado, diría que sí.

—¡Este gato no es mío!–exclamó el más alto.

Los fuertes e insistentes sonidos del tocar de la puerta lo despertaron tan temprano por la mañana. Aun con el sueño amenazando con hacer de las suyas, Alejandro tomó su celular y miró la hora: 7:10 a.m. ¿Quién podría ser a estas horas? Solo espera que no sea alguno de esos idiotas a querer venderle algo. Los toques a la puerta se hicieron más fuertes aún, esperando una pronta respuesta del dueño de la casa.

—¡Ya voy, ya voy!—gritó el hombre a quien sea que fuere el individuo que interrumpió su sueño.—Chingada madre...

Mientras caminaba hasta su destino, se preparó para decir un "gracias, no me interesa", cerrar la puerta con indiferencia e irse a la cama nuevamente. Estaba completamente seguro de que no valdría la pena siquiera asomarse por la ventana, pero ¿qué más da?

Cuando llegó a la puerta, la abrió, pero antes de que pudiera decir su monólogo ensayado, notó que no había nadie ahí. Antes de que pudiera tomar una conclusión, miró hacia abajo, por simple instinto.

Enfrente de su puerta, como si de un regalo se tratase, se encontraba una canasta cubierta con una manta de un rosa pastel. Alejandro parpadeó dos veces para cerciorarse de que lo que estaba viendo era real y no producto de su imaginación por la falta de sueño.  Antes de que pudiese (o quisiese) hacer algo, miró lo que parecía ser una nota a un lado de la canasta.

"Mi mama no me deja tener a Pelusa asi q te lo dego ati
Porfabor cuida la Le gusta musho comer asi q da le musha comida.

atte lucia".

El hombre leyó con incredulidad y confusión dicha carta, releyendo una y otra vez la misma para, no solo verificar que esto no era producto de su imaginación si no, también, intentar entender qué era lo que estaba escrito en primer lugar. La mala ortografía no era el mayor problema, si no, la pésima letra de quien fuera esa tal "Lucia". Asume que, junto con la mala ortografía, caligrafía y que la nota estaba escrita en un papel muy arrugado que; asume, es una hoja de cuaderno, y que la carta está escrita con un crayón de color rosa; que esto fue escrito por una niña. Cuestionarlo es por demás, ridículo. Todas las pruebas apuntan a que se trata de una niña pequeña. Le resultaba gracioso el cómo la niña había tachado palabras mal escritas para volver a escribirlas mal.