020: [30TP] Agarrados de la mano 🤝

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Día 1: Agarrados de la mano.

Palabras: 739.

Nota: En este fic tienen 14-15 años.

NA: Holii :3. Miren, lamento haber dado promesas xd. La verdad ya no voy a prometer nada, solo voy a publicar las cosas y ya.

Bueno, esta vez les traigo el "30 días de otp" (dice parejas pero es lo mismo ª). Los retos, por supuesto, no los hice yo. La imagen original está en la portada. El reto, en teoría, debería ser dibujado.- PerOOo mMMmhHhHH....no. Así que voy a adaptar lo mejor que pueda ciertas partes (si es que no las termino cambiando).

En fin, esto relatos van a hacer algo cortos, pero espero que les gusten c:

"¡Apúrate Rodolfo!" Ordenó Alejandro, al ver como su amigo se quedaba atrás

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"¡Apúrate Rodolfo!" Ordenó Alejandro, al ver como su amigo se quedaba atrás. Rodolfo se quejó.

"¡Ya voy, chingao'!" Se quejó el más joven. Las piedras y la maleza le impedían el paso. Rodolfo, a diferencia de su acompañante, intentaba ser cuidadoso por donde pisaba. Estando en un cerro tan alto, el riesgo de sufrir alguna herida grave era alta, cosa que Alejandro parecía ignorar.

Siempre fue de espíritu aventurero.

"Más te vale no caerte, eh, tu mamá nos va a regañar" Amenazó el de lunares.

'Doña Carmen', la señora madre de Alejandro, no estaba muy contenta con las "aventuras" de su hijito. Muchas veces lo regañó fuertemente cuando regresaba lesionado de sus dichosas aventuras, pero poco o nada de efecto hacían en él. La matriarca solo tuvo que conformarse con rezarle a la Virgen que su hijo regresara sano y salvo a casa.

Las cosas cambiaron un poco cuando Rodolfo se unió a su vida. Ambos compartían ese espíritu aventurero, pero Rodolfo siempre fue más metódico. No se lanzaría al primer lago cercano que viese, como Alejandro había hecho ya en varias ocasiones.

Al menos, eso hizo que los nervios de la pobre señora se calmaran un poco. Al menos ahora sabe que habrá alguien jalando de las orejas a su travieso retoño cada que quisiese hacer algo peligroso.

Y esa no era la excepción.

Alejandro soló puso los ojos en blanco. "Sí, ama, ya te oí" se burló.

Si había algo que Rodolfo detestaba fuertemente de Alejandro era, sin duda alguna, su terquedad. Era realmente difícil hacerlo ver con otros ojos que no fuesen los suyos, y eso los metía en problemas muchas veces. Nunca realmente graves. Su corazón puede estar tranquilo sabiendo que alguien como Alejandro tienen sus límites. Pero si han sido lo suficientemente problemáticos para él como para recibir regaños de su abuela. ¡Su abuela! La misma mujer que lo recibe de la escuela con una bandeja de galletas caseras. Sí, esa misma.

En situaciones como ésta, Rodolfo envidiaba como Alejandro simplemente seguía sin mirar atrás. Valiéndole poco o nada el peligro existente.

Solo podía ver su ondulado y un poco largo cabello castaño oscuro. Durante las vacaciones, solía dejarse crecer el cabello lo más que pudiera. Con mucha suerte solía llegar más allá de los hombros, pues la corta duración de las vacaciones no se lo permiten. De todas formas, tendría que cortarlo una vez entre a la escuela.

Admiraba -y envidiaba- como Alejandro, aún a sabiendas de que iría al cerro, siguió con sus huaraches del diario. Rodolfo, por su lado, había optado por ponerse unos tenis pues, según había oído, era más seguro.

"Esta bien, pero si tu mamá te regaña no me pidas a mi que-" Antes de poder terminar la frase, Rodolfo sintió como su pie caía y resbalaba por culpa de roca diminuta.

No tuvo tiempo de reaccionar, pues sintió como dos manos lo sujetaban con fuerza de sus brazos y lo reincorporaron por el camino plano. Pudo ver a Alejandro por unos segundos, pudo ver su rostro.

Era como si el alma se le hubiera desprendido del cuerpo por unos instantes. Su corazón latía con fuerza mientras se incorporaba.

«Chingadamadadre» pensó Rodolfo.

"Pero no te vayas a caer, eh, tu abuela nos va a regañar" Alejandro usó su mismo argumento en contra y su oponente solo respondió dándole un leve golpe en el hombro. "Y tanto estuviste chingue y chingue con que «ay, hay que usar tenis porque es mas seguro»" Imitó burlonamente el tono de su mejor amigo haciendo falsos pucheros.

Rodolfo solo infló las mejillas por vergüenza, odiaba cuando no tenía nada que decir.

"Tú no le conoces la maña a este cerro, pero yo sí" Extendió su mano. "Así que lo mejor es que te lleve de la mano para que no te caigas". Rodolfo, aún avergonzado, tomó la mano de su amigo, sintiendo su inmediata calidez.

Ambos finalmente se encontraban a la par el uno con el otro, casi rozando sus hombros por la cercanía que le proporcionaban sus manos unidas. No era algo común ver a dos chicos tomados de las manos, pero esta vez, sus espectadores no eran mas que animales silvestres. Así que, ¿Qué más da?

"¿Así que ahora eres mi guía?"

"Simon" respondió Alejandro, orgulloso. "Y no te va a salir gratis". Rodolfo solo podía fingir indignación.

Ambos jóvenes siguieron su rumbo hacia su destino. Bien tomaditos de las manos. 

☆🌈 Alerudy stuff☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora