capitulo 09

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Mariposas
...

Danielle se quedó mirando su reflejo en el
vestidor del gimnasio, tratando de permanecer lo más tranquila posible. Su corazón se aceleraba y todo porque Haerin iba a ver su entrenamiento. Era una
cosa tan pequeña, pero se sentía sumamente
emocionada.

Resoplando por ultima vez, Danielle se ajustó su cola de caballo y asintió con determinación antes de salir del vestuario con la cabeza bien alta. Dio una palmada, llamando la atención de sus compañeras de equipo.

- ¡Muy bien, chicas! Se acercan las competiciones, así que no perdamos la racha. - Dijo con los ojos encendidos, la motivación
irradió a sus compafieras de equipo creando
una sensación de confianza en cada una de
ellas.

El poder que tenía Danielle era la razón por
la que había sido nombrada capitana. La
entrenadora Irene entró repentinamente en
el gimnasio y tocó el silbato.

- ¡Hora de los ejercicios, chicas!

Regalándole una mirada rápida pero dejando
escapar un gemido audible, las chicas se alinearon al instante y de forma natural detrás de Danielle, antes de trotar por todo el gimnasio, calentando sus músculos.

La entrenadora sonrió satisfecha, pero al oír que se abrían las puertas del gimnasio, miró y frunció las cejas al ver a Kang Haerin entrar tímidamente. La entrenadora Irene se dirigió hacia ella, con la sospecha escrita en su expresión.

- ¿Qué puedo hacer por usted, señorita
Kang?- Preguntó con una ceja levantada.

Haerin tragó saliva visiblemente y agachó
la cabeza. La última vez que interactuó con la
intimidante mujer fue cuando renunció a la
tutoría de Danielle. Y la mirada de decepción
que la entrenadora le dirigió aún permanecía
en su mente. Volvió a levantar la cabeza y
sonrió ligeramente.

- Uh, en realidad Danielle pidió-

- ¡Rin!

Irene y Haerin se volvieron simultáneamente hacia la fuerte y estruendosa voz y observaron la forma en que Danielle saludaba salvajemente mientras seguía corriendo por la cancha, sin quitar la sonrisa tonta de sus labios.

Haerin puso los ojos en blanco y saludó con
un pequeño gesto, pero sintió que su sonrisa
se desvanecía al ver los pantalones cortos de
voleibol de Danielle.

Eran muy ajustados y muy cortos. Sus piernas
estaban a la vista ya Haerin le resultaba muy difícil contener el rubor que crecía en sus mejillas, especialmente por su ajustada
camiseta de tirantes.

Incuso le resultaba difícil mantener la mirada
en el rostro de Danielle debido a sus labios
carnosos separados, jadeando por la carrera.

Sus mejillas estaban sonrojadas y Oh Dios, Haerin no podía pensar con claridad. Eso fue hasta que escuchó un carraspeo frente
a ella.

Haerin se volvió rápidamente hacia adelante, sólo para sentir el calor en sus mejillas aumentar por la vergüenza al ver la sonrisa cómplice y los ojos divertidos de la entrenadora Irene.

- Ya veo. Toma asiento junto a los bancos y por favor, no distraigas a mi jugadora estrella. - se burló antes de alejarse y dejar que la pelimarrón se sintiera aún más avergonzada que antes. Así que, con un útimno carraspeo y un movimiento de cabeza, se dirigió a los bancos y se sentó sin problemas.

Cruzó las piernas y centró sus ojos en la belleza pelicastaña, pero luego se rió con la forma en que Danielle ya la miraba y sonreía con entusiasmo.

Eso le calentó el corazón.

-¡Hora de estirar chicas!

Las chicas suspiraron aliviadas y se dirigieron al centro de la cancha. Cada una
de ellas se alineó frente a Danielle. Danielle miró de reojo a cierta pelimarrón por última vez antes de concentrarse en sus compañeras de equipo frente a ella.

Tócame -DaerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora