4.-Un viaje fugaz

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Me levanto hasta la cocina, donde escucho mi teléfono sonando. No hay muchas personas que me llamen un sábado por la mañana así que estoy casi seguro de que es Charlie.

— ¿se te olvido algo? estas llamando muy temprano en sábado— le escucho reír.

— no olvide nada, solo quiero darte los buenos días... y preguntarte si estás en casa.

— ¿en dónde más estaría en sábado a las siete de la mañana?

— eso está bien— frunzo el ceño, tocan a la puerta y ni siquiera puedo preguntarle a Charlie a que se refiere— Yule, abre la puerta— resoplo, y camino a la puerta, alejándome el teléfono de la oreja. Abro la puerta, y Charlie me sonríe aun con el teléfono en llamada.

— buenos días.

— buenos días, Charlie.

— ¿estas listo para un pequeño secuestro voluntario?

— no existe tal cosa como un secuestro voluntario, dejaría de llamarse secuestro— se ríe, inclinándose para besarme— ¿Qué es lo que estas planeando?

— empaca tus cosas, tienes diez minutos— alzo las cejas, pero su expresión sigue siendo sonriente y emocionada.

— cosas... ¿Cómo para qué? ¿Cuántos días? ¿Formal o informal?

— ¡Yule!

— tu estas siendo muy ambiguo. No empacare lo mismo si vamos a la playa, o a una ciudad.

— se supone que es una sorpresa. Y no vamos a la playa, ni ocupas nada elegantes. Regresamos mañana— le miro, cruzando los brazos.

— sigue siendo poco exacto, pero está bien. Y para que lo sepas, aun no desayuno— entramos a la casa, dejo a Charlie en la sala y comienzo a guardar mis cosas: un par de pantalones, camisas, calcetines limpios...— ¿voy a necesitar una almohada? ¿Cobijas?— guardo mi cepillo de dientes.

— no, no creo que necesitemos eso.

— ¿chaquetas?

— tal vez una— guardo dos por si acaso. Miro por la habitación en busca de otras cosas que necesite, no parece que necesite más. Jalo el cargador de mi teléfono, un par de zapatos y mi inseparable block de dibujo junto con un par de carboncillos. Regreso con Charlie con mi pequeña maleta— me encanta que no estas poniéndote como loco por esto.

— ¿Umm?— Charlie me pasa el brazo por los hombros y me besa la mejilla.

— Que estas a bordo conmigo en esto. Vamos. Llegaremos a desayunar a algún lugar.

— a algún lugar— repito. Me aseguro de que mi puerta este bien cerrada y finalmente me dirijo al auto. Hay otra maleta en el asiento trasero. Nada más— ¿Dónde está Darey? ¿Pasaremos por él de camino?

— no. esta vez solo somos nosotros, se quedará con mis padres— le miro, pero está entrando al auto así que no ve la expresión de mi cara— ¿Qué?

— ¿no estas siendo un padre desobligado?— me burlo.

— ¡No! podemos ir por él, pero no creo que vaya a divertirse en el lugar al que vamos, además le explique a donde vamos y que quiero estar contigo, solo nosotros.

— Charlie estoy bromeando. Sé muy bien que no eres un mal padre— no está dejando a su hijo solo o con algún desconocido— me gusta estar con ustedes, los dos, solo para que quede claro ¿entendido? No tienes que obligarte a dejarlo solo por estar conmigo. No me molesta ir a citas con él o a parques de atracciones.

— gracias por decirlo. Lo sabía pero siempre es agradable escucharlo— el auto esta cálido y la suave música me adormece.

— también me gusta pasar tiempo contigo. A solas— Charlie solo me sonríe y comenzamos a movernos.

Tan felices juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora