20.- El perfume de tu piel

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Es enero, y parece que hoy es el día más frio hasta ahora justamente el día de regreso a clases. Los niños llegan a la escuela con abrigos más grandes que ellos.

— ¡Profesor Yule!— si Darey no estuviera agitando la mano sería imposible reconocerlo por el gorro en su cabeza ocultando su llamativo cabello.

— oh, Darey ¿Cómo estuvieron tus vacaciones?

— mi abuelo me regalo un portafolio de arte ¡Esta lleno de cosas! ¿Cuándo puedes venir a verlo? Dibujemos juntos otra vez ¿sí?— dejando de lado lo gracioso que es ver a un niño decir "Portafolio", el gesto que tiene es bastante lindo.

— iré esta misma tarde si no hay problemas. También tengo un regalo para ti— sus ojos brillan y parece que se pondrá a saltar en cualquier momento— ahora ve a clases, que el timbre está a punto de sonar.

— sí, nos vemos más tarde— agita la mano y se aleja corriendo para alcanzar a sus amigos. Veo a Charlie a unos pasos de nosotros. Sé porque no ha terminado de acercarse así que le hago una seña.

— no hay problema si paso por tu casa esta tarde ¿o sí?

— Ninguno, puedo pasar por ti si quieres.

— iré por mi cuenta, no te preocupes— no fui capaz de sugerir que pasáramos las fiestas navideñas juntos, en parte porque será muy obvio si de pronto estamos juntos. Además, solo tenemos unos meses saliendo formalmente como pareja y ellos ya tenían planes para las fiestas, y no solo ellos, también yo tuve mis propios planes para las vacaciones. Eso no me quita la idea de que debí al menos hacer la sugerencia aunque no hubiera forma de ajustar los planes: Yo no podía añadirme casualmente a su viaje a las cabañas navideñas, ni ellos ampliar mi reservación a las montañas.

— ¿de verdad tienes un regalo para Darey?

— claro que si ¿Por qué le diría que tengo uno? Y no digas que no es necesario, porque lo es. También tengo un regalo para ti.

— no iba a decir eso, no puedo impedirte comprar cosas y regalarlas. Y también tengo algo para ti... bueno, en casa. Ahora mismo te traje esto— me levanta una bolsa de papel con el logo de mi tienda de café favorita— no es café, chocolate caliente con malvaviscos. Y una galleta.

— ¿solo una? —me rio, el movimiento hace que me den escalofríos por el clima. El timbre suena, y me hace notar que seguimos en la entrada de la escuela, rodeados de estudiantes y padres— gracias, lo comeré ahora, mi clase inicia más tarde.

— Yule, ese abrigo no es adecuado.

— mis abrigos están sucios después de las vacaciones. No es que haya muchas lavanderías abiertas en medio de las montañas ni en los días de fiestas— tomo la bolsa que Charlie me da, aun cerrada el olor a chocolate es increíble.

— un momento— me toma desprevino el abrazo. El olor del chocolate es reemplazado por el de Charlie, y algo cálido me cubre— listo, nos vemos más tarde.

— vas a congelarte...

— tengo otro abrigo en el auto— Charlie sonríe, duda un momento y se aleja. Aún hay muchos padres por aquí, y tengo que ir dentro antes de que tenga un retardo. Siento la cara caliente por las últimas acciones de Charlie, y no solo eso: hasta mi cuerpo y alma se sienten cálidos con Charlie.

Paso rápido a la oficina principal para firmar mi llegada, luego camino con más calma hasta mi oficina. La escuela es fría, así que el abrigo de Charlie me viene bien. Sentado en mi silla, con el chocolate caliente frente a mí, lo único en lo que puedo pensar es en ese último abrazo y en su olor. Gracias al abrigo es como si aún estuviera abrazándome. Por pasar tanto tiempo en las cocinas Charlie a veces termina con la ropa o hasta su piel oliendo a comida, así que siempre tiene un cambio de ropa y usa perfume. Las vece que no lo hace ya sea porque tiene prisa o porque hubo algún inconveniente, me divierto adivinando que fue lo que cocino.

Tan felices juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora