Capítulo 4

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Max quería volver a casa, si bien al inicio se negó, no tuvo más remedio que ir con Pierre al Tulipán Azul. Y no es porque a Max no le gustará dicho espectáculo, sino porque saldría de aquel lugar con demasiadas ideas para practicar con su esposo, claro, si tan solo pudiera tocar a dicho esposo.

Maldito Pierre afortunado, pensó mientras lo veía saludar a una de las meseras, ese bastardo no había cambiado en absoluto, ya se lo imaginaba en algunos años, con canas y arrugas, y seguiría portando se igual. Lo curioso residía en que, no importaba cuánto coqueteaba, él jamás incomodaba o molestaba a su esposo Yuki, lo cual era todo un logro.

Tomaron asiento en uno de los espacios reservados que le darían la mayor privacidad posible, las bebidas fueron servidas y uno de los empleados del club les dió un breve resumen de lo que sería el show de la noche.

En el centro de la sala se alzaba un pequeño escenario, en el cual se llevaban a cabo "las presentaciones", de las cuales todos los miembros del club disfrutarían. En el centro apareció un hombre omega muy atractivo, apenas cubierto con un atuendo muy transparente, dejó caer la tela mostrando su cuerpo e inmediatamente el resto de la audiencia prestó atención. Al instante aparecieron dos hombres alfa semidesnudos, quienes llevaban faldas escocesas, y que en cualquier instante desaparecía de sus cuerpos. Tumbaron al omega en una especie de diván y empezaron a decorar su cuerpo.

—¿Crees que sea comestible? —susurro Pierre sin desviar la mirada del centro.

—Cállate. —respondió Max algo irritado.

—De igual forma preguntaré.

El espectáculo continuaba, el Omega disfrutaba del masaje pictórico de sus amables compañeros. El chico estiró la mano, metiéndola por debajo de la falda para entretenerse y excitar a su compañero, tras unos minutos de estimulación, desnudó al primer hombre quién estaba completamente erecto, y sin perder tiempo lo acaricio atrayéndolo hacia él, no solo lo hacía con la mano, sino también con la lengua.

—Joder, esto se pone interesante.

—De eso se trata. —respondió Max secamente. Y es que para un alfa como él, con una vida sexual inexistente desde hace dos meses, la mínima insinuación suponía un gran trabajo.

Max apartó la vista, ojalá pudiera encontrar algo con que entretenerse.

—Te estás perdiendo lo mejor —murmuró Pierre— no se tu, pero debí traer algo y tomar nota —dijo con sorna.

—Si quieres voy y te busco papel y lápiz —respondió Max en el mismo tono.

—Bah, podré recordar lo más interesante.

Max quería romper algo, golpear a alguien o lo que fuera para quitarse esa sensación, encima los jadeos del trío así como las feromonas no ayudaban. Estaba harto de tener que masturbarse, no recordaba un periodo tan largo de abstinencia. Se negaba a que Pierre lo supiera, de hacerlo sería la burla de su amigo durante un mes entero.

Tenía que salir de ahí, o tal vez fingir ir al baño y buscar algún omega soltero que estuviera viendo el espectáculo y estuviese dispuesto a un revolcón.

La actuación del trío seguía, ahora el omega se había centrado en darle placer al otro alfa, mientras que su antiguo compañero ahora lo embestía frenéticamente, los gritos de placer volvieron a inundar la sala, y el humor de Max iba poniéndose cada vez peor

—¿A dónde vas? —preguntó Pierre mientras lo detenía sin apartar la vista del escenario.

—A casa.

—Ay, picarón, no aguantas más ¿Eh?.

—Pues no.

—Pues vas a perderte lo mejor.

Matrimonio por conveniencia  (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora