Capítulo 5

6.8K 806 220
                                    



—Es tarde, mejor vayamos a un bar y disfrutemos de una copa.

A Max le extrañó el tono de su amigo, se quitó las gafas de lectura y lo observó fijamente.

—¿Ocurre algo?.

Pierre hizo una mueca de disgusto.

—Mi suegra.

—Oh.

—Es encantadora, cariñosa pero... —negó con la cabeza— está presionándome, no se si me entiendes.

—No, no entiendo.

—Quiere nietos y no dudará en usar chantajes para conseguir lo que quiere. Está de visita, y no ha parado con eso.

—¿Le has dicho que más adelante?.

—Si, y Yuki también. Dios ¡Que mujer!. Pareciera que creció entre la realeza, no deja de recordarme mis responsabilidades. ¡Incluso me hizo una cita en un centro de fertilidad! ¡Como si yo no supiera hacerlo!

Max estaba a punto de comenzar a reír pero se ganó una reprimenda de Pierre.

—¡Ni te atrevas!.

—Al menos mi suegra no se mete en mis asuntos. —replicó Max, al menos esperaba que fuese cierto.

—Ya, bueno, como sea. Necesito una copa y saltarme la cena, no quiero llegar a casa y tener que lidiar con ella.

—No puedo ayudarte, quedé de llegar a cenar y Sergio se podría molestar si falto a mi palabra. —mintió.

—Mal amigo.

Llegó temprano a casa, el mayordomo lo saludo en cuanto cruzó por la puerta.

—¿Está mi esposo en casa?.

—Sí señor, el profesor Vettel se acaba de retirar hace veinte minutos.

—Bien, infórmale a mi esposo que estaré en el despacho, y por favor, que nos sirvan la cena en cuanto él así lo disponga.

El mayordomo asintió y Max camino hacia su despacho, no había trabajo que hacer pero era mejor entretenerse en otras cosas que imaginar a su esposo y un par de cosas pervertidas que podría hacer con él.




════ ∘◦❁◦∘ ════ ∘◦❁◦∘ ════ ∘◦❁◦∘ ════




—Necesito tu ayuda.

Max levantó la mirada del libro que estaba leyendo cuando escuchó a su esposo hablar.

—¿Qué es?.

—El profesor Vettel me ha puesto unos ejercicios. —dijo mientras sostenía un cuadernillo y algunas hojas en su mano— Pero me ha sido imposible entenderlos, entonces pensé que tal vez podrías ayudarme.

—Desde luego.

La televisión se encontraba encendida, pero el volumen era mínimo. Sergio se acercó haciéndole entrega de las hojas.

—¿Es esto?. —Las hojas tenían algunos borrones y tachaduras.

—Si. —Sergio se acercó un poco más hasta quedar sentado a su lado e ir señalando las partes que no entendía.

Matrimonio por conveniencia  (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora