Dos

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Jaehyun miró a su compañero dormir. Doyoung había estado fuera desde la noche anterior. Estaba ansioso por que el ser humano se despertara para poder hablar y tener mucho más sexo. Todavía no podía entender por qué Doyoung se había desmayado en primer lugar. 

Tal vez se había debido a la mordedura. Jaehyun no había podido detenerse a sí mismo. Su oso se había apoderado de él y lo siguiente que supo es que estaba hundiendo profundamente sus caninos. 

Pronto Doyoung volvería a pasar por el calor de apareamiento de nuevo, y su cuerpo iba a cambiar para que Doyoung pudiera concebir, si es que Doyoung no había concebido ya porque, maldita sea, su sesión de sexo caliente en el bosque había sido alucinante. 

Jaehyun sonrió. —Voy a ser papá. —Luego frunció el ceño. 

¿Y si Doyoung se volvía loco cuando se enterara de lo que pasaría? 

Jaehyun no era bueno con hombres aterrorizados y llorosos. 

Estudió el pelo liso y rubio de Doyoung y pensó en sus ojos verdes claros. Se puso duro pensando en lo que habían hecho en el bosque. 

Un golpe llamó a su puerta. Jaehyun cubrió a Doyoung con una sábana y luego fue a ver quién moriría. 

Sunghoon estaba de pie en su porche, apoyando su brazo en el marco de la puerta. —Sólo estoy revisando para asegurarme de que tu compañero no te destripo en el bosque y huyó. 

Jaehyun frunció el ceño. —Sabes que no deberías venir aquí. Doyoung va a pasar por el calor de acoplamiento de nuevo cuando se despierte. 

Una de las cejas de Sunghoon se alzó. —¿Se despierte? ¿Todavía está durmiendo? 

Jaehyun se encogió de hombros. —Es más como si se hubiera desmayado, probablemente se durmiera después. 

Sunghoon se echó a reír. —Sólo a ti te ocurren esas cosas Jaehyun. 

Golpeó la puerta en la cara de Sunghoon. Bastardo. Jaehyun giró cuando escuchó una rápida respiración. Doyoung estaba agachado tras el sofá, su mirada saltando por todas partes. Genial, ahora tenía que lidiar con un compañero aterrorizado.  

—¿Dónde diablos estoy? —Doyoung se levantó del sofá y corrió al otro lado de la sala. Fue por su mochila, pero Jaehyun se le adelanto. Abrió la bolsa, examinando el contenido. 

Jaehyun sacó un pequeño Taser. —¿Esto es por lo que ibas? 

—Dame mi mochila, —replicó Doyoung. 

Jaehyun guardó el arma dentro y entregó la mochila. 

Doyoung la cogió, sus cejas fruncidas. —¿Me darías esto sabiendo que tengo una Taser? 

Jaehyun sonrió. —Hace algunos veranos, Jeno, uno de mis hermanos, pensó que sería divertido si nos electrocutáramos. Podrías tratar de usarlo en mí, pero con una justa advertencia, solo podría encenderme. 

Doyoung dejó caer la mandíbula. —Eres el panqueque corto de la pila, ¿verdad? 

El humano no estaba tratando de arrancar la ropa de Jaehyun. ¿No debería volver a pasar por el calor de apareamiento? ¿Por qué estaba allí como si no estuviera listo para saltar por los huesos de Jaehyun? 

—Levanta tú camisa. 

Doyoung arrugó la nariz. —No lo creo. 

—Tú fuiste jodido en el bosque anoche, y te gustó a juzgar por los sonidos que hiciste. ¿Por qué te avergüenzas ahora de mostrarme tu estómago? 

Si Doyoung tenía una débil línea recorriendo desde su ombligo hasta su ingle, entonces estaba embarazado. Maldición, eso habría sido rápido. Jaehyun querría darse una palmada en la espalda por ser tan viril, si ese fuera el caso. 

Jaehyun (JaeDo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora