Adaptación

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*Pov de roier*

Realmente no sabía dónde estaba ni cómo había llegado ahí, pero Natalan no estaba, y eso era todo lo que me importaba. Caminé sin rumbo alguno por un par de horas, mirando alrededor un par de casas, parques y muchos muchos árboles, de repente, escuché a lo lejos una voz masculina que parecía estar en problemas.

— Ay diosito, ya no quiero ser tu mejor guerrero, sueltame, ¡Sueltame!

Decidí acercarme un poco más para ver qué estaba pasando, vi a un chico muy alto que usaba lentes y tenía una vestimenta muy peculiar, pues era de un color amarillo muy brillante.

Hola, ¿Estás bien? -dije muy casualmente-
Ay gracias al cielo, ayúdame chamaco, por favor
— ¿Chamaco? ¿A qué te ayudo?
— ¿No estás viendo que estoy atorado en estas cosas que no me acuerdo cómo se llaman? Sácame

El chico se veía muy desesperado, sin decir nada me acerqué rápidamente y me percaté de que ni siquiera estaba atorado, su traje se había enganchado con una pua de las rejas, no fue nada difícil sacarlo de ahí.

Ay muchísimas gracias que diosito te lo pague. Oye, ¿Tú eres nuevo aquí?
— ¿Eh? Si, llegué hoy hace un par de horas
— Ahh con razón, no te había visto, ¿Ya tienes donde quedarte?
— Aún no, ¿No hay un hotel o algo por el estilo?
— No chamaco, tú tienes que hacer tu casa así con las manos, pero tranquilo, yo conozco a alguien con quién puedes quedarte mientras te adaptas, ven conmigo.

Tal vez fue estúpido de mi parte, pero asentí y comencé a seguirlo. Caminamos por un largo rato y dimos una enorme vuelta por la isla, hasta que por fin llegamos a una especie de Torre que tenía unas escaleras que se veían muy peligrosas.

Mira, mira, es aquí... ¡¡FOOLISH TIENES VISITAS!! -gritó el chico de ropas amarillas-

Ese gritó me asustó, aunque funcionó, pues de las escaleras bajó un hombre alto con un aspecto muy extraño

Oh, hi Mariana, ¿Qué quieres? -dijo el hombre-
Hello, Hello, Foolish, mira este niño es nuevo y no tiene donde quedarse, tú y Vegetta tienen espacio de sobra, ¿No?
— Oh, oh yes, si, ¿Quieres que se quede aquí?
— Pues si menso

Me mantuve en silencio mientras ellos conversaban, hasta que el chico alto de lentes (que al parecer se llamaba Mariana) me dirigió la palabra

Por cierto, ¿Cómo te llamas chamaco?
— ¿Yo? Ah, soy Roier...
— ¿Roier? Bueno yo soy Mariana y este se llama Foolish, te vas a quedar en su casa hasta que tengas la tuya
— Yes, si, soy Foolish -dijo el hombre con una enorme sonrisa-
Bueno, esa fue mi obra de caridad del día, ya no me busquen ni me hablen ni nada

Después de decir eso, Mariana se dio media vuelta y se fue sin más, me quedé solo con Foolish que, para ser honesto, me daba un poco de miedo, pero me quedaría en su casa, no podía decir nada.

Bueno Roier, aquí vivo junto con mi pareja, se llama Vegetta y él no tendrá problema en que te quedes aquí, ven conmigo
— Muchas gracias señor Foolish
— No me digas señor, soy tu amigo Foolish

Esto último lo dijo con una sonrisa bastante tétrica, pero tuve que ignorarlo. Subimos las escaleras que parecían muy inestables hasta llegar a una linda casa, Foolish me indicó que pasara y me mostró la habitación en la cuál me quedaría, dijo que Vegetta estaba fuera de casa y que volvería en un par de días, yo solo asentí y fui a mi cuarto para desempacar mis pocas cosas, no pasaron ni diez minutos cuando Foolish me gritó desde afuera, salí a ver qué era lo que quería, y me encontré a Foolish en la cocina, con la mesa puesta y sirviendo dos platos de comida

Siéntate, ya está lista la cena -comentó el mayor-
Oh, muchas gracias pero no tengo hambre...
— Estoy seguro que no has comido nada, siéntate, ya está servido
— Está bien, si insistes...
— Y cuéntame, ¿Cómo terminaste aquí?  -preguntaba el hombre-
— Bueno, es una larga historia...
— Cuentamela, tenemos toda la noche para hablar

Se veía extrañamente interesado en mí, cosa que me dio bastante miedo, aunque por lo que pasó antes parecía ser que la personalidad de este Foolish era así, tenebrosa

Yo vivía en otro lugar, pero al parecer no era bienvenido ahí, simplemente decidí huir sin avisarle a nadie
— ¿Nadie sabe? ¿Entonces puede que tus amigos te estén buscando? -preguntó Foolish, un tanto emocionado-
No, no tengo amigos, y nadie me está buscando, ¿Por qué?
— No, por nada

Esto último lo dijo con un tono más desanimado, me pareció extraño, aunque Foolish ya es bastante extraño de por si, decidí, de nuevo, ignorar sus comportamientos, seguimos hablando por un rato y no me contó muchas cosas, me explicó sobre como debo construir mi casa y lugares donde podría hacerlo. Después de un rato, terminamos de comer, nos dimos las buenas noches y ambos nos fuimos a nuestras habitaciones, era más de media noche y no podía dormir, solo pensaba y pensaba en el cómo había llegado a esa extraña isla con estas extrañas personas, decidí tranquilizarme un poco y pensar en que mañana sería un gran día, conocería a más personas que tal vez sean menos raras

Yo también los tengo, esa es la gracia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora