¿Segunda impresión?

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A la mañana siguiente Roier se despertó bastante temprano, pues eran las 6:00a.m. se levantó del sofá y fue hasta la habitación donde había dejado a Spreen para ver si seguía dormido, en efecto, el chico aún estaba en un profundo sueño y parecía que no iba a despertar pronto, Roier debía irse, pues ni siquiera le había avisado a Foolish que se quedaría con Spreen, en el escritorio del chico, convenientemente había una libreta y una pluma, comenzó a escribir una nota diciendo que debía irse y esperaba que se volvieran a ver pronto, escribió que vivía temporalmente con Foolish y que si quería podía ir a visitarlo, le agradeció por permitirle quedarse en su casa y sin más, dejó la nota en un lugar visible y salió de la casa.
Roier caminaba intentando recordar dónde era la casa de Foolish hasta que una voz conocida lo hizo detenerse.

Oi mano, ¿Estás perdido?
— ¿Eh? No, estoy bien -dijo Roier mientras se daba la vuelta para seguir su camino-
¡Hey! La casa de Foolish es por el otro lado, estás equivocado
— Te dije que no estoy pérdido, déjame en paz
— No estoy con Cellbit, ¿Podemos hablar? -dijo el rubio, llamando la atención de Roier-
¿Hablar de qué?
— Ok, yo no quería que pasara todo lo que pasó ayer, mira Cellbit es un tipo muy difícil
— ¿Difícil o agresivo? O tal vez debería decir loco
— Últimamente han pasado muchas cosas, Cellbit no sabe controlarse y es un poco impulsivo, pero él quiere disculparse
— ¿Ah si? ¿Qué me asegura eso?
— ¡Cellbit! Puedes venir

Cuando Forever habló, un par de arbustos comenzaron a moverse, de los cuales salió el castaño con una expresión completamente seria, todo estaba planeado, pues Forever sabía que Roier no tendría problema con hablar con él siempre y cuando Cellbit no estuviera presente. Forever hizo que Cellbit se ocultara detrás de los arbustos mientras hablaba con Roier y, de un modo que nadie sabe, lo convenció de disculparse con el chico de la bandana azul.
Roier se quedó quieto con una expresión de asombro en su rostro, quería darse la vuelta e irse pero sus piernas no le hacían caso, simplemente se quedó observando esperando a que Cellbit comenzara a "disculparse", en realidad, una parte de Roier quería ver la forma en la que el mayor pedía perdón.

Mano, cómo lo practicamos -decía el rubio-
Meu Deus, ok, goier, lamento hacerte pasar un mal momento ayer, siento que- Caralho, no voy a hacer esto, desculpa Forever.
— Filho da puta, lo estabas haciendo bien, termina
— No
Vamos, Cellbit
— No voy a humillarme de esa manera, lo siento Forever
— Sabía que eras un pendejo, ¿No puedes ni siquiera pedir perdón? Y ni siquiera tendrías que pedírmelo a mí, se lo tienes que pedir a Spreen -dijo Roier muy enojado-
No voy a hacerlo, ese niño fue el que me insultó primero, solo me defendí
— No mames Cellbit, solo hizo un comentario y casi lo matas

Cellbit se quedó callado después de escuchar a Roier, sabía que tenía razón pero su orgullo no lo dejaba aceptarlo, solo lo miraba fijamente sin decir ni una palabra

Espero que no seas tan insensible como para dejar así las cosas, no soy el único que merece una disculpa y lo sabes, sabes que no fue culpa de Spreen, tú, yo y todos sabemos quién tuvo la culpa

Al escuchar las palabras del menor, Cellbit apartó la mirada, cosa que era muy extraño en él, pues le gustaba mantener el contacto visual en todo momento. Roier simplemente siguió su camino hacia la casa de Foolish, lo único en lo que podía pensar mientras caminaba era en lo grosero e idiota que le parecía Cellbit, aunque había hecho el intento de disculparse le parecía muy inmaduro que no haya podido hacerlo, una pequeña parte de él decía que Cellbit y su actitud eran algo atractivos, su tono de voz calmado pero firme, su cuerpo que incluso a kilómetros se veía totalmente marcado, pero lo que más llamaba la atención del chico era esa mirada fría y vacía, con esos ojos azules que lo miraban en todo momento. Roier intentó dejar ir esos pensamientos que no tenían ningún tipo de sentido, el hombre había golpeado sin piedad a un chico que hizo un pequeño comentario, si fue tan agresivo con él, ¿Qué podría hacer si alguien se atrevía a siquiera tocarlo?

Seguía pensando miles de cosas y cuando menos se dio cuenta ya había llegado al lugar donde vivía Foolish, subió esas escaleras inestables y abrió la puerta, encontrándose con el mayor sentado en el sofá grande con una expresión de notable preocupación

Yo también los tengo, esa es la gracia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora