Clastomania

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– Ed~~ ni se te ocurra...

– O que?... -el pelinegro cargaba al otro, mientras besaba su cuello y sus manos buscaban sujetar su ropa.-

– No...no tengo más ropa aquí... -paso sus manos por la espalda del otro, apretando sus dedos en el cuerpo contrario, mientras que con sus piernas se aferraba a la cadera contraria.-

– Te quedan muy bien mis camisas... –el otro lo recargo en la encimera de la cocina, mientras se acercaba al oído contrario.– Además que yo sé lo que te gusta... –sus manos tomaron la tela contraria.– Mueres por qué te arranque la ropa y te folle~ 

El rubio no podía estar más rojo tanto por la vergüenza que las palabras del otro le causaban como el hecho de saber que era verdad, haci que solo pudo soltar un grito al sentir como su camisa era partida en dos, pronto sintió como las manos del otro bajaban hasta su trasero para tomar la tela que se podía para buscar romperlos.

– ahh~~ –hecho la cabeza hacia atrás al sentir como su pantalón era roto mientras el pelinegro marcaba y besaba su pecho y hombro.– Ed...

– Eres un desgraciado... dice que no quieres y ya estás jodidamente duro... 

El otro lo volvió a alzar y mientras se besaban apasionadamente lo llevo hasta el sofá donde lo recostó, busco tomar su ropa interior y sin mayor problema también la rasgo, el mismo bajo su ropa y tomo su pene duro y goteante se acarició un poco y se acercó al otro.

– Joder amor... –el rubio abrió las piernas y las enrollo en la cadera contraria para acercarlo y paso sus manos por su cuello para poder besarlo, no le importo mucho, mordió y saboreó la boca del contrario mientras esté buscaba acomodarse para poder ingresar al cuerpo contrario.– 

En un punto el rubio quedo sentando a ahorcadas en el otro y al estar arriba tomo su camisa y sin pensarlo la abrió tirando un par de botones, se acercó y beso su pecho mientras empezaba a mover su cadera contra el otro.

En el acto hubieron un par de besos tosco que dejaron a ambos con los labios rojo por las mordidas traviesas, sin duda desde que había descubierto lo mucho que los prendía romper la ropa del otro en el acto se empezaron a volver un poco salvajes.

Hubo un par de mordidas y par de azotes que dejarían marcar una vez que acabaran, el rubio se apoyó en el pecho del contrario quien acariciaba su espalda, ambos estaban exhaustos, bueno siempre acaban exhaustos después de una buena noche de sexo que los hacía terminar con un par de prendas inservible, por la cocina se encontraba los pantalones rasgados, juntos con la camisa del rubio que ahora definitivamente no se podría poner y en la sala se encontraba la camisa del azabache junto con la ropa interior de su pareja.

– Si seguimos haci me dejarás sin ropa para cuando lleguemos a diciembre...

– Eso te pasa por vestirte tan bien...

– En serio Ed... te estás acabando mi ropa... 

– Y lo seguiré haciendo... no discutamos por qué sabes que acabará con nosotros de nuevo follando y destrozando de nuevo lo que te robes de mi armario... 

El rubio hizo un puchero y se cruzó de brazos en una forma de mostrar su descontento que solo causó gracia y hasta ternura en su pareja.

– Ya ya mañana te acompañaré a comprar y de paso sacas toda la ropa que si puedo romper de tu armario...

Deep like the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora