Sipnosis

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Sipnosis

(Ni una más - Aitana)

MAYA LANSING.

Limpie una lágrima de mi mejilla antes de hablarle al oficial que seguía mirándome con insistencia.

—¿Y bien? —pregunto aburrido de mi presencia.

—¿Sabe una cosa? —pregunte sin dejarlo contestar —, este mundo está gobernado por hombres —al escuchar mis palabras deja de ignorarme y empieza a prestarme un poco de atención —, y nosotras las mujeres tenemos tres opciones, aceptarlo, ignorarlo o irse contra ustedes sin miedo a nada.

—Eso no tiene nada que ver con esto —dice pasándose una mano por la frente —. Déjenme recordarle una cosa, usted está aquí para dar su testimonio como testigo de una paliza que casi deja sin vida al señor Dallas —me dice lo que ya sé —, solo por eso, las demás cosas no son mi problema ¿Entendió, señorita Lansing? —asentí —, magnífico, ahora dígame ¿Vio usted a alguien agrediendo a el señor Dallas?

—Sí —afirme.

—¿A quién? —insistio.

Apreté los ojos intentando olvidar esa escena.

Golpe tras golpe, sus quejidos de dolor, sus ojos cerrandose, la sangre chorreando de sus heridas hechas por...

—¿Sabe el nombre de la persona o tengo que agregarla a usted cómo sospechosa en vez de testigo? —me dice.

Graham.

Vamos, dilo, tú puedes hacerlo.

—... —abri la boca pero no salió ningún sonido de ella.

Solo podía pensar en lo que iba a pasarme antes de la golpiza.

No puedo, no puedo decirlo.

—¿Va a colaborar o se le hace muy difícil? —me insistió el oficial el oficial.

Pongamos a su hija en la misma situación y luego veremos si ella responde.

—No —dije al final —, no estoy segura.

—¿No estás segura de qué?

—Estaba oscuro, no ví bien el rostro de la persona que lo golpeaba.

—¿Sabe que el señor Dallas casi muere está noche? —me pregunto el oficial desde su silla.

—Lamento mucho que el atacante no haya terminado.

El oficial me miró por un momento mientras me ponía de pie y salia de su oficina.

Cuando salí de la oficina, me encontré con mis padres esperándome.

—¿Estás bien, princesa? —me preguntaron apenas estuve a su altura.

Reprimí las lágrimas mientras negaba  con la cabeza y me pegaba contra el pecho de mi papá.

—Estaras bien —me aseguraron mientras acariciaban mi cabello.

De reojo logre ver cómo se llevaban a Graham esposado, seguido de cuatro personas que me miraban con los ojos entrecerrados.

—¿A dónde los llevan? —pregunto separándome de mis padres.

—A otro lugar —responde el oficial ya cansado.

Graham pasa junto a mí ofreciendome nada más que una mirada. Fue tan rápida que no pude leerla, y era experta en eso.

Verlo ahí esposado con manchas de sangre en su ropa solo me recordaba lo que estuvo apunto de pasarme.

Mi corazón se acelero cuando una de las chicas se detuvo frente a mí.

Mis padres me pusieron una mano en los hombros cada uno.

—Por fin cierras la boca, Lansing —me dijo con desdén —, lamento que haya sido lo contrario a lo que te dije.

Mi respiración se corto cuando la obligaron a seguir caminando a la salida.

—Vamos, princesa, necesitas descansar —me insistió mi papá tomándome de los hombros.

Empecé a llorar, no sé si por el enojo, por la frustración, por lo de la golpiza de Dallas o por los exámenes finales.

Pero me desahogue en ese momento.

Y prometí no volver a acercarme a Graham Bowen.

Por el bien de mi futuro, el bien de mi tranquilidad, por mi propio bien... Y por el bien de Graham y los chicos que lo seguían, porque después de la de anoche, no les recomiendo volver a cruzarse conmigo.

Tengo Miedo De Confiar En Tí [#01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora