Capítulo 4

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4. Vergüenza pública.

(New Romantics (Taylor's Version) - Taylor Swift)

MAYA LANSING.

Dolía.

Dolía sin importar lo que hiciera.

Y no hablo del dolor del morado en mi mejilla, o de mi labio roto o de los cortes en mi mejilla.

Caminaba por las calles sombrías de Rosemary, escuchaba alguna música mientras avanzaba.

No sabía que hora era. Tampoco me importaba.

En mi mente rondaba lo que había hecho y solo podía pensar en ello.

Sin importar lo que hiciese para olvidar siempre recordaba lo que había hecho.

Habían pasado semanas después de lo que pasó, y siempre sentía pánico al recordarlo.

Utilicé una técnica que me sugirió uno de los médicos amigos de mi papá: empiezo por hacer una lista de cosas de mi vida para centrarme en otras cosas y no solo en esa noche. La lista empieza a darme vueltas en la cabeza:

«Mi nombre es Maya Lansing. Tengo diecisiete años. Mis padres son Matthew y Joshua. Mi prima se llama Margot. Mis amigos son Sidney y Howie. Los acompaño a fiestas, mis padres me buscan antes de que se acabe la fiesta. Sé medicina básica. Sé boxear. Hace poco tiempo ...»

Detengo la lista cuando escucho aquel quejido.

Un quejido de dolor que me perseguía desde esa noche.

Estaba segura de que era un sueño en un noventa y nueve por ciento.

Las razones de esa certeza casi absoluta eran, en primer lugar, que hace un momento estaba en las frías y solitarias calles de Rosemary, y ahora me encontraba en una de las ruidosas fiestas de instituto a las que solía asistir aquí. Y en segundo lugar, yo estaba en pijama y con cabello de espantapájaros en está fiesta, algo imposible en mi. Esto, sin duda, ofrecía una seria evidencia a favor de la teoría del sueño.

Me moví por medio de las personas en busca del alarido de dolor que solo yo lograba escuchar aparentemente aunque las personas parecieran apartase a medida que caminaba.

Llegué al final de un pasillo oscuro repentinamente.

Me asusté.

En serio me asusté cuando en vez de un simple quejido de dolor está vez fue un grito.

Un grito desgarrador que me hizo querer huir.

Estaba atrapada en una de esas pesadillas aterradoras en las que tienes que correr, correr hasta que los pulmones te arden, sin lograr desplazarte nunca a la velocidad necesaria para escapar. Las piernas parecían moverse cada vez más despacio mientras me esforzaba por avanzar entre la multitud de aquella infame fiesta.

Cuando logré salir de la multitud seguía escuchando el grito desgarrador. Sin importar cuánto me alejase siempre me perseguía.

Caí al suelo y empecé a retroceder para seguir alejándome...

Mi espalda choco contra una pared y solo pude llevarme las manos a la boca para ahogar el grito que amenazó con salir de mi garganta.

-Llamita.

Me desperté sobresaltada, jadeante, con los ojos a punto de salirse de las órbitas y las manos apretando mi boca. Una mortecina luz amarilla que se filtraba por mi ventana sustituyo las brillantes luces titilantes de mi pesadilla.

Tengo Miedo De Confiar En Tí [#01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora