Menos Seis

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Jeonghan habia comenzado un horroroso cúmulo de sensaciones que no podía definir con palabras.

Se sentía frío, pero también caliente. Sentía que las paredes se le cerraban, al igual que la garganta y el paso del aire.

Había dejado de usar sus zapatos porque hasta estos le provocaba espasmos.

Ya no soportaba la picazón en sus dedos y las yemas de ellos, tampoco el repentino dolor que sentía en el pecho, uno parecido a una presión, la misma que le hacía retumbar su corazón.

No entendía nada de lo que estaba pasando.

Su estómago no le pedía comida, ni agua, solo le pedía que dejara de respirar porque sentía que explotaría de tanta acidez acumulada allí dentro.

Jadeaba con insistencia, un pitido lo acompañaba consigo por más que caminara y caminara por cada rincón de la casa.

No deseaba salir, porque sentía miedo y se arrepentía en cada ocasión en la que tomaba en picaporte de la puerta.

Sentía miedo. No sabía a qué, tampoco pensaba que se estaba volviendo loco o algo parecido, pero no se sentía correcto.

Sentía unas inmensas ganas de gritar, de sacar el nudo que estaba instalado en su garganta.

Se ahogaba con su propio estrés y desesperación.

Sentía que ya no había nada que hacer y, entonces...

—¡Estoy en casa!

Jeonghan se arrojaba agua helada en la cara y tomaba una gran bocanada de aire para poder salir a saludar a su novio.

—Hola.

—Hola, cariño —este le daba un beso en los labios y le sonreía—. Traje la cena, por favor pon los platos.

Jeonghan iba de un lado a otro, haciéndole caso y manteniendo una sonrisa cada vez que se cruzaba con la mirada de Seungcheol.

Comían en silencio, salvo en los ratos en que el mayor le preguntaba algo o comenzaba a contarle cosas del trabajo.

Jeonghan respondía, aunque en realidad no lo hacía. No era consciente de nada de lo que decía, de nada de lo que hacía.

Cuando menos se daba cuenta, Seungcheol ya estaba otra vez en casa, saludandolo, diciéndole muchas cosas y mirándolo directamente a los ojos.

Todo sin percatarse del mar de horror que inundaba la mente de su novio. 








Que se levanten las manos, solo de aquellos que han llamado a sus propios síntomas como ansiedad. Empiezo yo. 

-Much

¿Me escuchas cuando me miras? | JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora