Negación.

96 8 1
                                    

¿Alguna vez has deseado desaparecer en un momento desagradable? ¿o has sentido que todo tu mundo se ha derrumbado con un sólo golpe?, si conoces esa sensación, seguro has de entender lo que sentía Ron, al ver a su novio-mejor amigo, besando a otro en plena calle de Londres, como si nada.

Ron quería gritar, o pellizcarse para despertar de esa pesadilla, sus pies no se movían, eran como si no entendieran una orden tan simple.

Cuando Harry, su amado y adorado Harry, decidió que era buena idea de separarse de su acompañante para respirar, fue en ese momento en que fijó sus ojos verdes en él, haciendo que la sonrisa que tenía, en ese instante, se borrara.

-Ron, amor, escucha-, empezó a hablar Harry, pálido como si hubiera visto a Voldemort de nuevo.

Ron empezó a caminar hacia atrás, deseando alejarse lo más pronto posible de Harry, pero no pudo, ya que este lo tomó del brazo, tirando de él hacía un callejón, haciendo que aparecieran en el departamento del pelirrojo.

Ron cayó en el piso apenas Harry lo soltó.

Harry no lo ayudó a levantarse sólo se agachó a su altura, para hablarle.

-Ron, lo que viste no es lo que parece...

El sonido de una cachetada, retumbó por todo el apartamento.

-¿No es lo que parece?, o sea, ¿no te vi besandote con ese chico en plena calle?, ¿acaso me crees idiota?

-No, no es eso, o sea, sí lo besé, pero fue un error, que no va a volver a pasar...

-¡Largo!-, vociferó el pelirrojo con rabia.

-Ron, amor.

-¡Largo te he dicho!, no quiero verte nunca.

-Oye, no es justo que tires a la basura, 8 años de relación.

-¿Yo los estoy tirando?, si fueras cínico, fuiste tú él que te andabas besando con ese hombre, no yo, así que largo.

-Espero y no te arrepientas de esto-, dijo Harry para luego desaparecer.

En ese momento, las lágrimas salieron de los ojos de Ron como cascadas, gritaba y lloraba tan fuerte, como si estuviera en el funeral de su amado hermano Fred, pero en ese momento tenía esperanza, porque tenía a Harry, ahora ya no estaba, ya no eran Ron y Harry, sólo Ron.

En toda ruptura amorosa hay 5 etapas de duelo: negación, tristeza, ira, negociación y aceptación. En el caso de Ron, estaba en la etapa de negación.

Pasaron 3 días, en donde la mente de Ron, no quería aceptar la ruptura con Harry, se levantaba con la esperanza de encontrarlo durmiendo a su lado, veía su teléfono esperando un mensaje de él, hacía la cena con la ilusión de que llegara como si nada, dándole un beso en la frente y lo terminara de ayudar, para luego de comer, pasar el tiempo juntos; pero no era así, él no iba a regresar, todo se había acabado.

Ya al cuarto día, de seguir esa rutina, mientras lloraba, sintió el impulso de ir a la casa de él, no aguantaba ese dolor, no lo soportaba, lo disculparia y ya, volverían a estar juntos, no era justo tirar tanto tiempo a la basura, por algo que se podía resolver, claro, le pediría que no volviera a ver a ese chico, y ya, Harry dijo que no iba a volver a pasar, así que de seguro aceptaría.

Sin importarle como vestía, se apareció enfrente de la casa de Harry. La luz de la casa estaba prendida, de seguro estaba él ahí, con su corazón latiendo rápido, tocó el timbre de la casa, al rato, Harry salió, colocando una cara de disgusto.

-Ron, ¿qué haces aquí?-, preguntó el moreno sonando un poco molesto.

-He venido para que volvamos, yo... no aguanto Harry, este dolor me está matando, por favor, estemos juntos de nuevo, lamento lo que te dije, te extraño demasiado-, suplicó el pelirrojo con sus ojos llenos de lágrimas, arrodillandose a sus pies, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había llorado ya.

-No, no vamos a volver.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste, no vamos a volver, tú decidiste dejarlo, ahora asume las consecuencias de tus actos, ahora, sólo te pido que no vuelvas, te ves ridículo perdiendo tu dignidad.

Y sin más, se marchó como si nada, como si lo que acabara de decir no terminara de joder la vida de alguien.

Ron quería morirse, sintió su corazón pisoteado, como si no valiera nada, y si no fuera poco, empezó a llover a chaparrones, como si la lluvia se hubiera colocado de acuerdo con su estado de ánimo.

No tenía ganas ni fuerzas para aparecerse, así que prefirió colocarse a caminar, había olvidado que no había comido desde el día anterior, ya que había estado ocupado llorando, así que no era sorpresa, cuando un mareo fuerte lo atacó, haciendo que perdiera la fuerza de cuerpo, quedó esperando el impacto del concreto pero este nunca llegó, ya que alguien lo agarró.

Una parte insana, esperaba que fuera Harry, el que lo haya perseguido después de haber hablado con él, y sé arrepentiera, no obstante, su sorpresa fue que era otra persona, alguien a quien nunca pensó en volver a ver.

-¿Malfoy?-, preguntó el chico, para asegurarse que no era una mala jugada de su cerebro.

-Soy yo Weasley, el dueño de tus peores pesadillas.

-Sueltame.

-Lo haría, pero tu cara tiene pinta que en cualquier momento te vas a desmayar, así que déjame ser una buena persona.

-¿Buena persona tú?, si claro.

Malfoy sólo le sonrió, pero no era esa típica sonrisa que le daba cuando estudiaban juntos, era una diferente, Malfoy lo ayudó a levantarse, y le cubrió de la lluvia con un hechizo.

-¿Acaso se te olvidó que eres mago, Weasley?

-No quiero discutir Malfoy, no estoy de humor.

-¿Weasley no quiere discutir conmigo? Oye, estos años lejos de mí te han hecho mejorar.

Ron sólo rodó los ojos, tratando de ignorarlo.

-¿Quieres que te lleve a tu casa?-, preguntó el rubio con educación.

La idea de estar solo en su apartamento no era precisamente atractiva, ir a la madriguera estaba descartado, su mamá haría demasiadas preguntas, tampoco quería molestar a sus amigos, así que no tenía a donde ir.

-No tengo a donde ir, así que puedes irte, yo me las arreglo solo.

-Te puedo llevar a mi casa, si quieres, prometo no matarte, claro si prometes que Potter no se molestará después.

Se verá exagerado, pero la mención de Harry, lo hizo llorar de la nada.

-Ey Weasley, sin llorar.

Eso hizo que llorara más, el rubio, no dijo nada, sólo lo tomó delicadamente del brazo, e hizo que ambos se aparecieran, el mareo de la aparición se presentó, pero esta vez con tanta fuerza, haciendo que Ron se desamayara, entregandose a la oscuridad.

Una nueva oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora