Encuentro bajo la lluvia.

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En una fría noche de otoño, bajo una lluvia persistente, Fang y Buster se encontraron de manera fortuita. Fang, un joven sensible y amante del cine, estaba regresando a casa después de una maratón de películas en el cine cercano. Mientras tanto, Buster, un apasionado coleccionista de cintas de video y poseedor de un antiguo pero preciado proyector, caminaba por la desolada calle, disfrutando de la mágica atmósfera de los días lluviosos.

Sus caminos se cruzaron cerca de un rincón decadente y en medio de charcos. Fang, con su paraguas roto por el viento, estaba empapado y buscando un lugar para resguardarse. Fue entonces cuando Buster, con su ingeniosa luz interior, se acercó y ofreció compartir su propio paraguas con él.

"Hey, amigo, parece que necesitas un poco de ayuda", dijo Buster, ofreciéndole una sonrisa cálida. "Aquí, toma mi paraguas".

Impactado por la amabilidad de aquel extraño bajo la lluvia, Fang aceptó el paraguas agradecido. Comenzaron a hablar mientras caminaban juntos bajo la lluvia, protegidos por el paraguas que ahora los unía. Descubrieron que ambos compartían una pasión realmente apasionada por el cine y todas las películas que la industria podía ofrecer.

Fang hablaba emocionado de sus directores favoritos y escenas memorables, mientras Buster compartía su fascinación por los viejos clásicos y la magia de las cintas de video. El entusiasmo y la energía que emanaban de ellos se fusionaron en un encuentro mágico.

A medida que pasaban las semanas, Fang y Buster comenzaron a pasar más tiempo juntos, explorando los museos del cine y asistiendo a maratones de películas independientes en pequeños teatros de la ciudad. Sus corazones se llenaban de alegría al sumergirse en historias cautivadoras y experimentar las diferentes perspectivas que el cine les ofrecía.

Una noche, mientras disfrutaban de su película favorita en casa de Buster, Fang sorprendió a su compañero con una bolsa llena de palomitas de maíz, su indulgencia culinaria favorita. Se sentaron juntos en el sofá, abrazados y riendo mientras compartían la experiencia cinematográfica y las crujientes palomitas.

A medida que su relación crecía, Fang y Buster se convertían en un equipo inseparable. Juntos, crearon un cine en casa majestuoso, con la colección de cintas de video de Buster y el proyector que había sido testigo del amor por el cine de ambos.

El amor entre Fang y Buster floreció como las imágenes en la pantalla, llenando sus vidas de emociones intensas y momentos memorables. Compartieron risas, lágrimas y aventuras mientras se apoyaban mutuamente en sus sueños y pasiones.

Y así, en medio de películas y palomitas, Fang y Buster encontraron su propia historia de amor única y conmovedora. Cada noche bajo la lluvia se convertiría en un recuerdo especial, un recordatorio constante de cómo un encuentro casual puede cambiar nuestras vidas y llevarnos al amor de nuestras vidas.

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