Halloween

189 9 15
                                    

En una pequeña y encantadora ciudad, dos almas totalmente opuestas destinadas a cruzar sus caminos en la noche más mágica del año: Halloween. Fang, un fantasma solitario y melancólico, vagaba entre los mortales siempre ocultando su aspecto de miedo. Tenía una peculiar marca de calabaza en su rostro, con cuernos delicadamente tallados y ropas poco llamativas pero lindas. Su pelo plateado caía en cascada sobre su espalda, destacando sus profundos ojos verdes.

Por otro lado, estaba Buster, un asesino por diversión que encontraba placer en la oscuridad de la noche, deslizándose entre las sombras. Su motosierra era su compañera más fiel, su cabello rojo anaranjado y sus gafas de sol le daban una apariencia intimidante. Aunque parecía un personaje siniestro, había algo más en su corazón que anhelaba algo diferente, algo que le hiciera sentir vivo de verdad.

Fue precisamente en un Halloween, cuando la ciudad se vestía de misterio y magia, que sus destinos se entrelazaron. Fang se encontraba vagando por las calles desiertas, buscando algún rincón donde encontrar un poco de paz. En uno de sus paseos solitarios, mientras deambulaba junto a un viejo cementerio, sus ojos se toparon con la escena más inesperada: Buster ocultando un cuerpo sin vida.

El corazón de Fang se llenó de temor cuando se percató de la presencia del pelirrojo asesino. Sin embargo, algo en Buster provocó una extraña curiosidad en él, una chispa de emoción y conexión. Con cautela, Fang se acercó sin emitir ningún sonido, sus ojos verdes brillando con una mezcla de miedo y curiosidad.

Buster, sorprendido por la presencia de alguien más en aquel sombrío lugar, se giró rápidamente, dispuesto a eliminar cualquier testigo de sus atrocidades. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de Fang, algo cambió en él. En lugar de instigar miedo, lo que vio en aquellos ojos verdes fue tristeza y soledad.

En un giro inesperado, Fang extendió una mano temblorosa hacia Buster, como si instintivamente supiera que había algo más en él. Y, superando todos los miedos y prejuicios, Buster tomó su mano, sintiendo una calidez que jamás había experimentado antes. Entre sus miradas se formó un vínculo especial, un cúmulo de emociones imposible de ignorar.

A partir de esa noche, Fang y Buster comenzaron a conocerse, a descubrir los rincones oscuros de sus almas y a ver más allá de las apariencias. Fang encontró en Buster alguien que no solo comprendía su soledad, sino también lo amaba a pesar de su aspecto aterrador. Buster, por su parte, encontró en Fang una luz en su vida sombría, alguien que le mostró que existía algo más allá de la violencia y la muerte.

one-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora