En una fría noche de otoño, en medio de una animada fiesta, Buster aceptó el desafío de invocar a un demonio. Rodeado de risas y miradas expectantes, Buster pronunció las palabras de invocación en voz alta. Sin embargo, para sorpresa de todos, nada pareció suceder. La fiesta continuó como si nada hubiera pasado.
A medida que los días pasaban, Buster comenzó a darse cuenta de que estaba siendo constantemente observado. En cada esquina, sentía una presencia misteriosa, como si alguien estuviera siguiéndolo en las sombras. Sin embargo, lo más sorprendente fue cuando descubrió que ese misterioso perseguidor era Fang, un demonio de peliplata, ojos verdes y una distintiva máscara con cuernos negros.
Fang, en lugar de causar malestar o temor, mostraba una fascinación casi obsesiva por Buster. Lo observaba con intensidad y se perdía en sus pensamientos. Se sentía atraído por la apariencia única de Buster, sus cabellos pelirrojo anaranjado y sus gafas de sol, que le daban un aire misterioso.
A medida que pasaba el tiempo, Fang comenzó a acercarse cada vez más a Buster, mostrando un lado más humano y sensible. Emitía un aura de encanto y misterio que cautivaba a Buster. Sus encuentros casuales se convirtieron en conversaciones profundas y en momentos compartidos llenos de risas y complicidad.
La relación entre Buster y Fang se fue desarrollando lentamente y, sin que se dieran cuenta, los sentimientos de Fang se transformaron en intensa pasión. La personalidad cálida y amable de Buster había llegado al corazón del demonio, despertando un amor inesperado.
Sin embargo, Buster se encontraba confundido. Aunque apreciaba la atención y admiración de Fang, no sabía cómo lidiar con los sentimientos que surgían en él. Nunca imaginó que alguien tan diferente a él podría enamorarse. No pudo evitar cuestionarse si eso era realmente posible o si estaba siendo manipulado por la magia y el encanto de Fang.
A medida que la tensión en su interior aumentaba, Buster decidió confrontar a Fang. En una noche estrellada, bajo la luz de la luna, ambos se encontraron en un lugar apartado. Allí, Buster expresó sus dudas y temores, temiendo que su relación fuera solo una ilusión.
Fang, con sinceridad en sus palabras, le aseguró a Buster que su amor era genuino y que no quería nada más que estar a su lado. Le explicó que, aunque fuera un demonio, tenía la capacidad de sentir emociones profundas y auténticas.
Tras escuchar las palabras de Fang, Buster se sintió finalmente liberado de sus dudas. Se dio cuenta de que no se trataba de la apariencia o las diferencias, sino del corazón y la conexión mutua. Aceptó el amor que Fang le ofrecía y juntos enfrentaron los desafíos que su relación presentaba.
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