En un pequeño pueblo estadounidense, Fang y Buster eran los mejores amigos. Fang, un chico con cabello oscuro y un aire andrógino que lo hacía destacar, había emigrado desde China cuando era niño. Mientras tanto, Buster era un joven estadounidense que siempre estaba listo para una aventura. Juntos, compartían risas, películas y una amistad inquebrantable.
A medida que su amistad crecía, Fang comenzó a hablarle a Buster en chino, su lengua materna, utilizando frases como "wo ai ni" (te amo) para expresar su cariño. Sin embargo, a Buster le costaba entender lo que Fang decía, ya que no entendía el idioma. Se sentía frustrado, incapaz de expresar adecuadamente sus sentimientos hacia su amigo.
Al darse cuenta de que sus palabras de amor no eran entendidas por Buster, Fang decidió tomar la iniciativa y expresar sus sentimientos de una manera diferente. Comenzó a enseñarle a Buster algunas palabras y frases básicas en chino, emocionado por compartir su cultura y su idioma con su amigo.
Buster, con su naturaleza curiosa y deseos de sorprender a Fang, se dispuso a aprender chino. Estudió diligentemente, practicando cada día y utilizando aplicaciones de aprendizaje de idiomas para progresar rápidamente.
A medida que Buster mejoraba en el idioma, descubrió un mundo nuevo y emocionante. Empezó a entender las conversaciones que sostenía con Fang y se dio cuenta de que todo ese tiempo, Fang había estado expresando su amor y aprecio hacia él de una forma tan especial. Las palabras "wo ai ni" adquirieron un significado mucho más profundo y especial para Buster.
Con el paso del tiempo, Buster decidió que era el momento de dar un paso adelante en su relación con Fang. Se sintió inspirado por los esfuerzos y amor que Fang le había demostrado a través del idioma chino. Preparó una sorpresa, decorando la con linternas y detalles que recordaban a la cultura china.
En ese hermoso escenario, Buster esperó pacientemente a que Fang llegara. Cuando Fang finalmente llegó, se quedó sin palabras al ver toda la decoración.
Buster, con nerviosismo pero determinación, se dirigió a Fang y comenzó a hablar en chino. Le expresó lo mucho que lo amaba, lo importante que era para él y cómo su amistad había transformado su vida.
Fang, abrumado por la sorpresa y las palabras de amor sincero de Buster, se acercó lentamente y lo abrazó con fuerza. Sus corazones se llenaron de felicidad y gratitud en ese momento mágico.
Desde ese día, su amistad se transformó en un romance lleno de amor, confianza y complicidad. Aprendieron juntos a navegar por las diferencias culturales y a construir un vínculo aún más fuerte. Fang continuó enseñándole a Buster más sobre la cultura y el idioma chino, mientras que Buster, con su dedicación y amor, seguía esforzándose por entender y comunicarse en el idioma de su amado amigo.