Act III

21 6 2
                                    


Una matanza muy viva

HELMER

Esta tía es lo más difícil de vigilar que existe en todo el planeta.

Hoy a decidido coger un maldito avión que tenía ahí cerca de su casa escondido—cosa que no es que sea demasiado normal—y se ha ido a no sé dónde para ponerse a matar gente como una puñetera sádica.

No me parece ni medio normal.

Está de verdad loca, es una psicópata, cualquiera con un mínimo de sentido común percibiría que ahí hay algo que no está bien.

Y ese algo es ella.

No sé cómo no es capaz de darse cuenta.

O igual se da cuenta pero le resbala. Eso también es posible. En fin, no hay mucho que ver, es viernes tengo hambre y tengo sueño, y esta chica no va a hacer otra cosa en todo el día que clavar cuchillos y apretar gatillos, así que yo me piro.

BLAIR

Es curioso lo rápido que corre uno cuando está en peligro.

Y es gracioso que ese peligro sea yo a dónde quiera que vaya.

Y me parece algo excesivo que la gente me tome como una asesina, una sádica o una macabra.

Yo solo estoy persiguiendo a todo el mundo con un cuchillo en la mano.

¿Acaso es delito?

Nah, no creo.

Bueno, el caso es que hoy es viernes, y para acabar la semana con buen pie—no literalmente, me van a doler toda la semana por culpa de estos tacones—me a parecido buena idea ir de matanza.

Para ello me he ido bien lejos—usé un avión que robé hace tiempo— y me he llevado todo tipo de armas.

Voy de negro y rojo con gafas de sol y todo, modo camuflaje. Incluso me he teñido el pelo de castaño oscuro—que no me queda nada mal—. Eso sí: llevo unas lentillas verdes, por si acaso.

El tipo al que estoy persiguiendo en estos momentos corre despavorido mientras chilla a todo pulmón.

El pobre chaval grita desesperadamente como si le estuviera persiguiendo un t-rex (tiranosaurio rex).

Si yo soy de lo más inofensiva...

Dijo ella, cuchillo en mano.

Llegado un momento, lo acorralo.

Ya no tiene nada que hacer.

Resulta cómico que un chico tembloroso que chilla como una chica te diga que no te tiene miedo.

Es incluso ridículo.

Da mucha pena.

Y no es muy normal que yo sienta pena.

Normalmente solo me resulta gracioso.

Me acerco a él con una sonrisa diabólica y él pronto para de gritar y de sufrir.

Está claro su estado.

Muerto.

Aunque me gusta añadir que, además de muerto, a sido asesinado.

Por mí.

Una pequeña victoria.

Sonrío y voy a por mi siguiente víctima, que acaba siendo más de una.

***

Ya he matado medio pueblo y estoy satisfecha con mi trabajo.

Me voy tan tranquilamente hacia mi moto: sé que no me van a perseguir.

Estoy segura al cien por cien.

Y es por eso por lo que no me sorprendo cuando veo que ni siquiera vienen a por mí mientras mi moto arranca.

Estan muertos de miedo—algunos literalmente—. Pobrecitos míos.

Voy en la moto, de vuelta a casa después de un día duro pero divertido, cuando se me viene una idea a la cabeza.

Mañana es sábado y, por lo tanto, no hay nada planificado: las cartas solo marcan lo que hacer de lunes a viernes.

Me pregunto qué podría hacer... podría ir a alguna tienda de Gucci a robar.

O a Louis Vuitton.

No sé.

Pero me encanta robar en esas tiendas porque me encanta toda es ropa, es genial poder llevártela sin pagar, ¿no crees?

También es verdad que tampoco hace falta hacer nada.

Me puedo quedar perfectamente en casa escuchando música y viendo pelis.

También podría ir a asesinar un poco... siempre me apetece eso.

Puede que lo haga.

Puede que si voy a ligar por ahí encuentre presas fáciles.

Pensando en eso, aparco la moto y me meto en casa.

Al final sido un día divertido, pero estoy algo cansada de tanto correr de aquí para allá, así que pienso un poco más en lo que haré mañana y luego me voy a ver la tele hasta que me quedo dormida.

Dulces pesadillas...

Shadowy LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora