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Después de un par de canciones más con el grupo pequeño de piratas, la lluvia se hace presente empapandonos por completo y en lugar de correr para refugiarnos nos quedamos debajo de ella.
Nunca me había sentado a disfrutarla, puedo sentir el aroma a madera mojada que me da tranquilidad y por primera vez no me da frío.

Luego de risas y los bailes de Usopp y Luffy bajo la lluvia, Sanji nos reprende con los brazos cruzados pidiendonos que nos coloquemos ropa seca antes de entrar a su cocina.

- Creo que puede quedarte algo de mi ropa. - Me dice Nami sosteniendome de los hombros y llevándome a su camarote.

Entro al lugar un poco tímida, era algo pequeño, completamente de madera y había hojas de papel por todos lados.

- Me gustan los mapas. - Menciona de repente levantando los hombros, luego de verme observarlos por algunos segundos.

- ¿Tú los hiciste?

- Sí, digamos que se me da la cartografía. - Sonríe mostrando sus dientes.

A continuación empieza a buscar dentro de unos baúles llenos de ropa y objetos personales, me muestra algunos conjuntos pero al ver mis muecas los tira a un costado descartando cada uno de ellos.

No acostumbraba a vestir ropa ajustada ni corta, mis vestidos no me hacían mostrar nada de piel en realidad.

- Lo siento Olivia, es lo que tengo. Tendrás que usarlo o enfermarás con la ropa mojada. - Me dice rendida sosteniendo una falda azul pequeña y una camiseta de tirantes.

La tomo insegura, Nami se gira dándome la espalda para ambas comenzar a secarnos y cambiarnos la ropa.

La falda me quedaba bastante corta, podía ver mis muslos libremente y la blusa asomaba la parte superior de mis pechos.

- Te lo dije, te queda a la medida. - Me dice Nami orgullosa.

- No crees que es demasiado... ¿Abierto? - Le digo en un intento inútil de bajar más la falda.

- Para nada, luces genial. Además creeme que a los hombres de esta tripulación lo que menos les interesa son las mujeres. Quizá un poco a Sanji. - Sonríe.

¿Serán homosexuales? Me pregunto mentalmente tratando de descifrar el comentario de Nami.

Veo como sale para dirigirse a la cocina y la sigo, el viento azota mis piernas al estar fuera y me levanta un poco la falda. Diablos, qué incómodo.

Entro a la cocina dónde todos ya se encuentran con ropa nueva a excepción de Zoro, ya que el no se había quedado para mojarse en la lluvia. Veo como baja el tarro de cerveza y lo golpea firmemente en la mesa en cuanto me mira entrar, se reacomoda en su asiento y ve hacia otro lado.

Luffy está atento a los platos que está sirviendo Sanji y Usopp nos saluda con la mano haciéndonos espacio en la mesa.

- Bienvenidas damas. Siéntense donde quieran, ya les... - Me mira Sanji de repente bajando su mirada a mi pecho y de inmediato la retira tragando un poco de saliva. - sirvo... - Sonríe.

Tomo asiento en el lugar libre entre Zoro y Usopp y Nami junto a Luffy.
Luego de empezar a cenar la platica se torna amena contando algunas aventuras y lo tonto que podían ser Luffy y Usopp con sus juegos infantiles. Eran bastante divertidos, sin poder evitarlo suelto una carcajada ante las bromas qué hace Luffy con unos palillos en su nariz molestando a Nami. Me sentía tan bien...

Siento una mirada sobre mi en ese momento y miro al espadachín sentado a un lado mio, tenía la mandíbula tensada y no comprendí la forma en que me miró.

- Lo siento - Le digo en un susurro, pensando en que quizá lo estaba incomodando siendo tan ruidosa.

A lo que Zoro pone los ojos en blanco y da otro trago a su bebida.
Se acerca a mi oído, en un movimiento sutil y rápido que nadie parece notar.

- Acomoda las piernas. - Me susurra.

Un escalofrío me recorre la espalda luego de sentir su aliento en mi oreja tibio y con olor a alcohol, a lo que bajo inmediatamente las piernas, pues las tenia cruzadas y la falda se había levantado más de lo normal, miro en varias direcciones para asegurarme que nadie esté mirando.
¿Cuándo se dió cuenta?

Una media sonrisa se dibuja en la cara del peliverde y continua prestando atención a las tonterías de sus compañeros. Nadie pareció darse cuenta de lo que ocurría.

Levanto mi plato de la mesa y lo coloco en el fregadero después de terminar con la deliciosa cena que cocinó Sanji. Se estaba haciendo tarde y tenía que llegar a casa.

- Muchas gracias por todo, debo regresar. - Comento a la vez que agito mi mano en forma de despedirme.

- ¿Tan pronto? Estábamos por contar historias de miedo. - Dice Luffy formando un puchero.

- Ven conmigo. - Habla Zoro interrumpiendo mi respuesta y pasando delante de mi para ir afuera.

Vuelvo a despedirme del grupo y lo sigo un poco extrañada.

- ¿Qué sucede? - Pregunto.

- Ya es muy tarde para que regreses sola y yo ya bebí lo suficiente, no puedo llevarte esta vez. Lo mejor será que pases la noche aquí.

Me mira con sus intensos ojos y el estómago comienza a dolerme, ¿Por qué me siento así cada que escucho su voz?

- Puedo volver sola, estaré bien. - Le digo cruzando mis brazos.

Zoro baja la mirada a mis pechos que se habían resaltado más por la acción y carraspea la garganta apartando la vista rápidamente.

Bajo los brazos al instante y se me sube el color a las mejillas, había olvidado lo que traía puesto.

- No puedes irte vestida así. Mierda, porque Nami te dió eso, ¡se te ve todo! - Alza un poco la voz sin mirarme y pasa la lengua por dentro de su mejilla.

Lucía tan atractivo haciendo eso, la cara de Zoro era poco común y a la vez era perfecta, tenía una qué otra cicatriz ligera apenas visible y el marco de sus ojos lo hacía parecer misterioso. No puedo evitar mirarlo fijamente por algunos segundos estudiando cada facción de su rostro, hasta que su voz me hace reaccionar.

- ¿Qué me ves? Nunca me dices más de dos palabras, eres tan rara. - Comenta en un tono irritado.

- Lo siento señor, es que tiene un rostro muy lindo. - Pienso en voz alta.

¡¿Qué mierda me pasa?! Porque demonios dije eso, que estúpida, Dios.
Zoro me mira con la ceja alzada y no dice ninguna palabra. Vuelve a mirar hacia el mar y suelta un suspiro.

- Qué mierdas dices. Te quedarás hoy acá y deja de irritarme con tu terquedad. - Me regaña para que deje de insistir en que me iré por mi cuenta a esta hora.

- No quiero molestar a Nami invadiendo su espacio. - Digo agachando la cabeza y jugando con mis dedos.

- No dormirás ahí, ni con otros, esa ropa nisiquiera te deja mover y el cocinero es un estúpido. Dormirás conmigo.

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SAILING { Roronoa Zoro } Donde viven las historias. Descúbrelo ahora