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La noche estrellada iluminaba el pacífico océano

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La noche estrellada iluminaba el pacífico océano. La brisa marina golpeaba incesantemente el cabello castaño de Olivia desde la popa de barco.
La chica amaba pasar tiempo ahí, pues no solo podía admirar la intensidad del mar, también olía a mandarinas frescas y eso le traía calma. Recargada en la baranda blanca, su vestido se mecía al viento y sus pies descalzos sentían la madera en sus plantas. Aquella sensación de paz le hacía tanto bien, más con todo lo que su corazón había albergado tiempo atrás.

Después de sepultar a su hermano y agradecerle el haber tenido la voluntad de ir tras ella, emprendieron nuevamente el viaje en el Going Merry. Iban en dirección a una nueva isla y una muchísimo más grande. Según las indicaciones de Nami, se trataba de una ciudad. Tenían que tener cuidado ya que eran buscados por la marina y por obvias razones debían mantener un perfil bajo.

Adicional a ello, las cosas no podían ir mejor con Zoro, Olivia sentía a la fierecilla dentro de su estómago galopar cada que lo veía o lo tenía cerca. Debido a las feas circunstancias en las que estuvo, la tripulación había sido más atenta con ella. Lo notó en todos los sombrero de paja, no la dejaban sola, le traían cosas, hablaban con ella, no la dejaban hacer casi nada de sus tareas libremente. Esos detalles le encantaban, pero la castaña se sentía bien, sabía que sus amigos hacían aquello en su preocupación por que se sintiera triste, pero no era así. Extrañamente sentia una tranquilidad genuina los últimos días.

Tal como esa noche, tan silenciosa y solo el sonido del mar bajo sus pies.

Olivia cerró los ojos y sintió la brisa helada golpearle las mejillas, las tenía ligeramente teñidas de rojo gracias al frío.
Comenzó a entonar una canción, cantaba en voz baja solo para ella. Era una letra que le recordaba muchísimo a Sanji y sus hermosos ojos azules. Los que le entregaban tanto calor y cariño, aquellos que le decían que todo estaría bien y los que se preocupaban por ella como un verdadero hermano. Últimamente Olivia pensaba en el rubio cocinero, recordó el miedo que sintió de no volver a ver a sus amigos y descubrió que era una de las cosas más dolorosas que había sentido.

Sanji era todo para la castaña, era un afecto abrazador completamente diferente a lo que sentía por Zoro. Si bien sabía que el espadachín era el amor de su vida, también sabía que el ojiazul era uno de los pilares más fuertes en su corta experiencia conociendo el mundo exterior. Gracias a él aprendió tanto y tuvo una perspectiva diferente en su forma de pensar.
Pronto sería el cumpleaños del rubio y pensaba en que podría obsequiarle. Pedía llegar antes a aquella ciudad para conseguir algo decente para él.

Siguió cantando la canción con una perfecta afinación, hasta que sintió unos pasos acercándose a ella. Conocería el repicar de esos zapatos a dónde quiera que fuera y como si lo hubiese invocado, Sanji apareció tras ella colocandole su elegante saco sobre los hombros para cubrirla del frío.

- Espero que esa canción hable de mi - Dijo encendiendo un cigarrillo a la par de su amiga.

- Solo tú puedes tener los Ocean eyes - Respondió la chica sonriéndole al mar.

SAILING { Roronoa Zoro } Donde viven las historias. Descúbrelo ahora