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Olivia entró en la cocina con el corazón queriendo salir de su pecho

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Olivia entró en la cocina con el corazón queriendo salir de su pecho. La tripulación ayudaba a Sanji a recoger la mesa a excepción del capitán que se había quedado dormido en una silla.

- Oh Olivia, preciosa ayudame con esos platos ¿Quieres? - Le dijo Sanji con una sonrisa.

La chica tragó saliva observando al rubio temerosa a que descubriera lo que había pasado con Zoro hace un momento. Quería contarle pero le daba vergüenza que la mal interpretara. Tardó un momento en reaccionar y después se acercó a él con una sonrisa que más bien parecía una mueca.

- ¿Estás bien? - Preguntó el cocinero analizando su cara.

- ¿Eh? Si, si, todo está bien. Yo lavo esto, vaya a descansar señor Sanji. - Contestó nerviosa.

- ¿Segura? Tienes la cara muy roja. - Dijo Sanji tomándola de los hombros para que lo mirara y tocó su cara con la palma de la mano. - No tienes fiebre.

- No es nada, creo que me dió solo un poco de calor. - Le sonrió para después continuar con los platos.

- Bueno, iré a darme una ducha. - Dijo saliendo de la cocina junto a Usopp y un adormilado Luffy.

- ¿Y bien?... - Habló Nami tras ella con los brazos cruzados sobre su pecho y una ceja alzada.

- ¿Qué cosa? Yo no hice nada. - Contestó anticipada Olivia.

- Ay por favor, Olivia, eres un asco mintiendo. Habla. - Le dijo Nami mirándola con suspicacia.

- Prometeme que no le vas a decir a nadie, por favor. En especial al señor Sanji. - Le dijo Olivia tomando los hombros de la pelinaranja para que la mirara con atención.

- Esfuérzate por ocultarlo tú, no sabes esconder ninguna emoción. - Rió Nami divertida.

- Es que... El señor Zoro y yo nos dimos un beso. - Dijo llevándose las manos a la cara para ocultar la vergüenza.

Nami abrió los ojos con sorpresa y miró a todos lados para asegurarse que estaban solas y nadie las había escuchado. Quitó las manos del rostro de Olivia y la tomó de los hombros.

- ¿Cómo dices? ¿Tu y ese idiota se besaron? - Repitió Nami por lo bajo sin dar crédito a la confesión.

- Fue mi primer beso, el señor Zoro me gusta mucho Nami ¿qué es todo esto? Me confunde mucho. - Dijo Olivia en extremo sonrojada y se le aguaron los ojos.

Nami la miró con ternura y un poco de preocupación. Si bien sabía que Zoro era un gran ser humano, nunca había descubierto más sobre sus sentimientos, era difícil de descifrarlo. Le dió un poco de lastima que la pequeña Olivia no fuera correspondida. Ante los ojos de la navegante, ella poseía un corazón puro y debía ser tratada como una delicada flor.

Pensó en la tripulación y las complicaciones que podría haber al iniciar un romance, se preocupó por ambos.
Si las cosas no salían bien entre ellos todo podía irse a la mierda. Era algo que no debía ocurrir pues todos estaban ahí con un objetivo.

Nami abrazó a Olivia y acarició su cabello para tranquilizarla y poder aconsejarla mejor.

- Tranquila, puede ser abrumador. ¿Es la primera vez que te sientes así? - Cuestionó.

- Si, jamás me había gustado alguien de esa forma, todos ustedes me gustan y los aprecio, pero sé que con el señor Zoro se siente diferente. - Contestó la chica poniendo una mano en su corazón como si le estuviera doliendo.

- Entiendo, es normal lo que sientes, le pasa a muchas personas, lo resolverás con el tiempo. - La calmó la pelinaranja. - De momento no creo que sea prudente mencionarlo a nadie, primero reconoce tus sentimientos y si necesitas ayuda con algo dímelo.

Olivia abrazó a Nami sintiendo la calidez en su pecho expanderse nuevamente. Se sintió reconfortada y acompañada, no estaba reprimiendo sus sentimientos como acostumbraba y agradeció de corazón aquello.

Luego de esa conversación Olvia se sintió más tranquila. Nami abandonó la cocina después de ayudarla a limpiar un poco.

La castaña se quedó para terminar de recoger algunas cosas y guardó lo que había sobrado de la comida, sabía que a Luffy le daría hambre más tarde, pues a veces lo descubría yendo por bocadillos nocturnos.

Zoro entró de repente a la cocina con un semblante calmado, vió a la chica acomodando los muffins que quedaron e hizo un carraspeo para que se diera cuenta de su presencia.

- Señor Zoro... - Lo miró Olivia.

- No me diste mi muffin. - Habló él.

- Le guardé algunos. - Se acercó la chica con 3 muffins en una bandeja y los dejó sobre la mesa.

Zoro tomó uno para probarlo. La verdad era que a Olivia se le daba la repostería y a pesar de que a él no le gustaba mucho lo dulce, pensó que el sabor estaba en su punto y lo comió con gusto.

La niña lo miró con expectativa tratando de leer su rostro y saber si le había gustado.

El espadachín rió un poco ante su expresión y se aclaró la garganta para dar el gran veredicto.

- Están muy buenos, mocosa. Ya quita esa cara. - Dijo apretando sus mejillas haciendo que abultara sus labios como si fuese un pez y sonrió al verla así.

- No haga eso. - Habló la castaña retirando la mando de su acompañante.

Zoro aprovechó la acción y la jaló hacia él siendo algo brusco para rodear su cintura en un abrazo. Olivia contuvo la respiración por un segundo ante el repentino movimiento y sintió que el moreno escondió la cara en su cuello.

La abrazó con más fuerza rodeandola con el otro brazo y hundió más su rostro. La chica se quedó algo inmóvil al tenerlo tan cerca pero después levantó sus brazos para rodearlo y lo atrajo hacia ella.

- ¿Qué mierda estás haciendo conmigo Olivia? - Dijo él en un tono de voz que jamás le había oído.

- ¿Estoy haciendo algo malo? - Se preocupó ella de inmediato.

- A veces olvido con quien hablo. - Se rió Zoro por lo bajo haciendo cosquillas en el cuello de ella por la risa.

- No le entiendo.

- Nada, quédate así conmigo por más tiempo. Hueles delicioso. - Dijo el espadachín abrazándola con más fuerza.

Olivia sonrió ante eso y acarició su cabello con suavidad enredando sus dedos en él. Se sentía tan tranquila en ese momento y quiso quedarse ahí y no soltarlo. Nunca había visto así al peliverde, le daba la impresión de estar más vulnerable a comparación de la fuerza que siempre mostraba.

Sin saber como ni por qué, se separó de él levantando su rostro y tomando sus mejillas entre sus manos, se acercó al moreno para depositar un beso corto en sus labios.

Zoro se sorprendió ante lo sucedido y parpadeó varias veces mirando los ojos brillantes de su mocosa.

- Joder, me estás enloqueciendo.

SAILING { Roronoa Zoro } Donde viven las historias. Descúbrelo ahora