Esperanza, valor, amistad, amor. Eran palabras que escaseaban en su vocabulario, incapaz de entenderlas y conocerlas debido a su trágica existencia.
¿Existirá alguien que le pueda mostrar el mundo? No solo eso, se lo pondría a sus pies.
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Ya en el barco Olivia no podía dejar de pensar en lo cerca que estuvo esa mujer de Zoro y por que él lo permitía. Nisiquiera se conocían. Eran cosas que ella no comprendía y pensaba en las palabras que Sanji le dijo esa tarde. "Algunos hombres no piensan en los sentimientos" ¿Sería eso? Si el espadachín estaba buscando placer ¿ella podría dárselo no? Pensó en un momento.
Pero Olivia no tenía ni la menor idea de que hacer en esa situación. Ni como se iniciaba. Lo último que recordaba era a la mujer hablándole al oído mientras le acariciaba la oreja. ¿Tenía que provocarlo antes?
Soltó un suspiro un poco exasperada y se dirigió a la cocina por un vaso de agua. El mareo se le había pasado y solo estaba con la cabeza ida. No encendió la luz ya que no lo creyó necesario pues la luz de la luna entraba por la ventana dándole algo de iluminación al lugar. Bebió el agua y trató de limpiar un poco su vestido manchado por el vino.
Nadie había llegado aún al barco, pero escucho las katanas de Zoro chocar mientras las colocaba en algún lugar fuera de la cocina.
- Olivia... - Habló entrando al lugar.
La castaña vació lo que quedaba en el vaso y lo dejó a un lado, no le respondió.
- ¿Por qué mierda estás tan enojada? Almenos mírame. - Habló en un tono más serio el peliverde.
Olivia suspiró con enojo y se acercó a él. Tal vez se acercó demasiado pero en ese caso su enojo le había armado de valor para tomar el cuello de la camisa de Zoro y atraerlo a ella para mirarlo bien a los ojos. El espadachín la miró algo sorprendido tratando de descubrir que pasaba por su cabeza, pero los ojos de ella parecían más dilatados que de costumbre. ¿En verdad era su mocosa? Olivia de un movimiento se acercó más a él y pegó sus labios en la oreja de Zoro, tal como había hecho aquella rubia y soltó delicadamente su aliento en esa zona antes de hablar.
Cerró la boca al sentir como el moreno se tensó ante eso. Zoro puso sus manos en sus caderas tomándolas firmemente para no dejar que se alejara.
- Con que sí era eso eh... - Dijo Olivia más para si misma pero el espadachín la sintió hablar en su oído.
- ¿Qué mierda estás haciendo? - Contestó el separándose un poco de la chica para verla mejor.
- Puedes hacer conmigo lo que querías hacerle a esa mujer. - Contestó ella en tono serio mirando al espadachín.
Zoro sintió como se erizó su piel ante el tono seguro de la niña frente a él, la miró muy extrañado y se apartó de ella. ¿Por qué se estaba comportando así?
- Qué mierda hablas, mocosa. ¿Siquiera sabes lo que dices? - Le habló Zoro ya un poco molesto debido a que no veía a la tierna Olivia en un sentido meramente carnal.
