「Finalizado✔」• •「Cain x Jooin; AU • OMEGAVERSE」• •
Lim Jooin comprendió que había sido una muy mala idea aceptar la invitación de su mejor amigo, en el mismo momento en que traspasó el umbral de su casa y lo vio.
Los ojos esmeraldas de Caín se clav...
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Eres mío, Jooin-ssi
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Lim Jooin gimió al ver que las puertas del ascensor se abrían y Caín lo empujaba hacia el interior. Sus ojos verdosos brillaban con inusitada intensidad, reflejando un hambre que empezaba a crecer con la misma intensidad en su interior.
—Estás loco, no puedes pretender... —jadeó al sentir sus manos sobre él, su boca acallándolo una vez más. Caín sabía a libertad y a bosque, todo su cuerpo cobraba vida bajo sus atenciones, como si despertase de un largo letargo—. Caín... —se las ingenió para evitar sus labios.
Al tiempo que él echaba un fugaz, — Lo sé —gruñó en voz baja, profunda y lo atrajo de nuevo hacia él, hundiéndolo en una esquina y ocultándolo con su envergadura—, y me importa más bien poco.
—Pero... —gimió cuando sintió un mordisquito en el cuello—. No... para... diablos, este es un hotel de cinco estrellas. ¡No puedes hacer esto!
Gruñó una vez más, el sonido ahora más animal que humano.
—Haberlo pensado antes de desafiarme, bebé —siseó, al tiempo que lo recorría con la mirada—. No es inteligente llevarle la contraria a un lobo, especialmente si dicho lobo tiene razón.
Las puertas se cerraron dejándolos solos en el interior del reducido cubículo, el espejo que cubría tres de las paredes les devolvía el reflejo de dos amantes perdidos en el fragor de la pasión. Notó sus manos de nuevo sobre él —si es que alguna vez las había obviado— despojándolo del abrigo, que quedó reducido a un montón de tela en el suelo. Lo empujó una vez más contra la esquina más alejada de las puertas y reclamó su boca con ardor, enlazando su lengua e invitándolo a unirse al combate.
—Has perdido la cabeza por completo —se las ingenió para musitar entre resuellos—. No tienes derecho a...
—Tengo todo el derecho del mundo y más aún —le dijo al oído, lamiéndole la oreja—. Oprime el botón de la séptima planta o de lo contrario seguiremos aquí hasta que alguien más decida hacernos compañía.
Le faltó tiempo para tantear el panel y apretar varios botones al azar antes de dar con el apropiado.
—Eso sin duda nos dará unos cuantos minutos interesantes —se rio en su oído.
—Bastardo.
—En realidad no, mis padres estaban felizmente casados cuando nos tuvieron —aseguró, mordisqueándole el cuello mientras sus manos se perdían ahora por torso.
