5. El accidente de Cupido

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— ¡¿Qué?! ¡¿De verdad hiciste eso con Jay?! — Preguntó Sunoo asombrado mientras se acercaba más a Jungwon, quién estaba cubierto con sus manos. — ¿Cómo fue? ¿La tenía grande como pensabas o no?

— ¡Sunoo! ¡Basta! — Lo alejó un poco con sus manos para luego volver a taparse con ellas. — ¡Sí, lo hice con Jay!

Al decir eso, Jungwon se levantó y se acostó en su cama boca abajo. La vergüenza estaba carcomiéndolo, ¿Por que decidió contarle a Sunoo sabiendo que era el ser más curioso del planeta tierra?

— Digamos que... Ehm... — Dudó un poco sobre como decir lo que quería. — Verdaderamente esa cosa si era grande... Juro que hasta quise arrepentirme pero no tuve más opción.

— ¿Por qué? ¿Aún te duele que te la hayan metido?

Sunoo se levantó y se sentó a su lado mientras se reía por como estaba hablando y expresándose Jungwon.

— El día que te la metan te preguntaré lo mismo. Seguro terminas liándote con ese tal Nishimura.

— ¡¿QUÉ YO QUÉ?! ¡¿Con... Con Nishimura?! ¡Deja de decir tonterías!

Cielos... El rostro de Sunoo se coloró por completo cuando el menor dijo eso. ¿Sunoo lo haría con Riki alguna vez? ¡No! Ni siquiera le gustaba... O eso creía.

Desde que llegó a su vivienda, Riki no dejaba de tratar a Sunoo como el mismísimo príncipe del lugar además de que siempre buscaba algo para que pasen tiempo juntos.

Eso enfurecía a Sunghoon de forma inexplicable.

. . .

A la mañana siguiente, despertó aún abrazando el suéter de Sunoo... Era como estar durmiendo con él, o bueno, al menos así se sentía para él.

Le recordaba a esa vez en que pudo tomarlo por la cintura y lo arruinó todo con un beso.

Sí... Un beso...

Un beso que pocos tendrían, quizás solo él.

La noche anterior se olvidó de cerrar las cortinas por lo cual los rayos del sol estaban dándole en la cara a primera hora. Se levantó de la cama enojado y cerró las cortinas casi arrancándolas de la fuerza en que las corrió. Volvió a acostarse en la cama y agarró una de las almohadas... ¿Por que haría eso? Qué extraño...

Con cuidado le colocó el suéter de Sunoo a aquella almohada y volvió a acostarse, solo que poniendo la almohada debajo de él mientras la abrazaba con fuerza.

— ¿Cómo se sentirá dormir junto a tí? Ash, maldito Sunnie inalcanzable.

Y volvió a dormirse sin decir nada más, dejando que el perfume de aquel suéter impregnara su nariz hasta desaparecer.

. . .

— ¿Por qué hacer esto, Lee Heeseung? Se enojará contigo si vas a esta hora...

Heeseung se repetía esas palabras a si mismo. Ya estaba frente a la casa de Sunghoon mientras se replanteaba todo eso. Suspiró y terminó decidiendo no tocar la puerta.

El sol se estaba volviendo insoportable. ¿A donde iría ahora mismo? Acomodó su cabello un poco y volteó con intenciones de irse a una banca a pedir un taxi o algo de eso... Pero en vez de poder hacerlo...

¡¿Quién era este chico y por qué se habían besado?!

Claro... Fue un accidente. Uno de esos accidentes que ves en las películas. Se alejó con rapidez mientras se disculpaba reiteradas veces con aquel extraño.

— Lo siento mucho, no fue mi intención, sólo quería...

— Está bien... No te... No te preocupes.

Heeseung levantó su vista un poco y observó al chico.

¿Era esto lo que Sunghoon llamaba amor a primera vista? Quería comerle la boca otra vez pero con intenciones de no ser accidente ahora.

Aquel chico era tan hermoso... Parecía un dios griego tallado por los ángeles. También, parecía estar llamando algo preocupado a Heeseung.

— Ey, ¿Estás ahí?

— ¿Eh? Oh... Lo siento... Me quedé pensando en algo.

— Está bien, no te preocupes... Tengo que irme.

Y así fue como el chico tomó velocidad y se fue. Se notaba nervioso pero Heeseung iba a seguirlo. Si lo detenía por algo, su excusa sería; "Mi casa queda para ese lado."

Diablos. Heeseung creyó que viviría lejos pero realmente vivía frente a la casa de Sunghoon... Tenía que ser una maldita broma.

Se arrastró hasta la puerta de la casa de cierta persona y tocó la puerta varias veces. No obtuvo respuesta. Sabía que seguro había despertado a Sunghoon y el mismo estaba enojado, por eso no le abría, pero de todas maneras, estaba lo suficientemente enamorado como para recordarlo o siquiera pensarlo.

— ¿Quién eres y por qué el destino me cruzó contigo?

Eres Mío (Hiatus Temporal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora