Eres Mío (Hiatus Temporal)

13. Videojuegos

— ¿Convencer a Sunoo...?

— Sí. Supuestamente estás de viaje durante un mes.

— Eso significa... ¿Me quedaré un mes aquí?

— Exacto. Me encanta como es que entiendes todo a la perfección.

Riki se quedó en silencio, en cambio, Sunghoon comenzó a explicarle todo lo que debía de hacer.

"En un mes, tú vuelves a casa... Entonces, debes atraer a Sunoo. Muy simple, ¿Cierto?"

Su plan sonaba tan... ¿Simple y sin ningún mal hecho? Pero seguramente lo usaría de la peor forma.

Cómo último recurso aceptó ayudarlo... ¿Qué otra opción le quedaba? No quería ser maltratado de nuevo...

. . .

Ya había pasado una semana desde que Sunghoon se había llevado a Riki. Desde que supuestamente Riki está de viaje.

Pensó que iba a ser horrible, pero en comparación, el mayor estaba siendo demasiado amable con él.

Sunghoon le cocinaba, le ayudaba a bañarse, jugaba con él cuando el menor se aburría y hasta le solía traer cosas. También se encargó de buscarle ropa propia sacada de su casa y como si fuese poco, le concedió el deseo a Riki y le trajo sus videojuegos.

Ahora mismo, Riki estaba en la habitación de Sunghoon, en silencio mientras jugaba.

— Riki. — El mayor entró repentinamente, asustando un poco al rubio. — Heeseung vendrá. Termina eso y baja.

Asintió y Sunghoon se fue.

Heeseung... Heeseung... Ah. Ya recordó. El mejor amigo de Sunghoon.

Días antes, el pelinegro le contó un poco de él a Riki. Por alguna razón, se interesó en conocerlo. Ya lo había visto antes pero nunca estuvo con él.

Pasó un rato y Riki terminó su juego, por lo cuál bajó rápido hacia la sala de estar. Se sentó en el sillón y se quedó ahí. Sunghoon estaba a su lado, viendo su teléfono.

— Hoon, ¿Podemos jugar algo?

— Más tarde. — Acarició el cabello del menor. — Cuando se vaya Hee, ¿Está bien?

El menor miró hacia abajo y asintió. Sentir las caricias de Sunghoon tan a menudo... Le gustaban.

¿Riki podía encariñarse de alguna forma con su secuestrador? Sí... No... No sé.

Últimamente, Nishimura llevaba camisetas largas para ocultar sus vendas. Aunque hiciera calor, Sunghoon le obligaba a usarlas, especialmente cuando alguien venía... Con la diferencia de que la primera visita en la semana fue Heeseung.

El timbre sonó. El mayor se levantó y caminó hasta la puerta, mirando de reojo a Riki quién se levantó y fue hasta la cocina. Sunghoon abrió.

— ¡HOOOOOOOOOOON~! — Heeseung se abalanzó sobre el contrario y lo empujó para luego cerrar la puerta con su pie. — Creí que ya me habías cambiado por alguien... No te veo hace como dos semanas y algo, maldito.

— ¿Dos semanas te parecen mucho?

— ¡¿Perdón?! Lo dices como si pudieras vivir sin estar conmigo. — En realidad, podía hacerlo. —

— Ya. Aléjate y pasa.

— ¿Por qué eres tan malo? — Suspiró y se alejó tal y como le pidieron. —