En el apogeo de su carrera, Chase, el talentoso baterista de la famosa banda "Figure Out", ha alcanzado el estrellato junto a sus compañeros. Owen, Matt, Oliver y Chase con canciones pegadizas y una energía arrolladora, han conquistado los escenario...
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Willow.
Jamás en mi vida he tomado asiento sobre una cuerina tan cómoda.
Suena tonto que me estén llevando a donde sea que me estén llevando, a hablar de lo que sea que estas personas quieren hablar y sobre una camioneta de quién sea que le pertenezca y yo solo me centre en que los asientos son cómodos. Es la camioneta más costosa y cómoda en la que he viajado alguna vez.
Bueno, en realidad, es la única pero eso no importa.
Retomando mi principal inquietud: no tengo ni la menor idea de hacia dónde nos dirigimos. Amelie, sentada a mi lado y absorta en su móvil, ha mencionado que nos dirigimos a las oficinas de Maximum Records, y aún no puedo creerlo. Estoy a minutos de cruzar las puertas de una de las compañías discográficas que he admirado desde que me interesé por la música, y resulta que esto sucede por algo relacionado con Chase y no por algún mérito propio.
No entiendo el significado de las palabras de Amelie sobre "iniciar el control de daños" ni qué papel desempeño en todo esto. Llevo apenas cinco minutos en la camioneta, y lo único que he logrado hacer, además de apreciar sus asientos, es formular hipótesis sobre lo que está a punto de suceder.
Quizás quieran preguntarme algo, aunque no tengo idea de qué se trate. O tal vez tengan la intención de compensarme con una suma millonaria por haber soportado a su estrella de la batería durante unos veinte minutos (junto con el susto de la guitarra), y aceptaría encantada, especialmente si proviene de la cuenta bancaria de Chase. Aunque seguramente es tan asquerosamente rico que sería como robarle unas monedas. Lo odio incluso en ese aspecto.
El caso es que ninguna de estas hipótesis parece lo suficientemente sólida como para respaldarla. De hecho, las descarto tan rápidamente como surgieron en cuanto la camioneta reduce la velocidad, indicando que hemos llegado a nuestro destino.
La entrada de Maximum es tan imponente como su nombre y reputación. Un portón de color negro es el encargado de separar la urbanización y darle una privacidad exclusiva al sello. El mismo está controlado por dos guardias uniformados a cada lado, los cuales nos dan el permiso y acceso al lugar tras sacar un pequeño control remoto y abrir el portón.
Una vez dentro, visualizo un cartel con letras doradas a lo alto de uno de los tantos edificios espejados, en el cual se lee "Maximum records" con una claridad lo suficientemente necesaria para que también sea leído desde altas lejanías.
Todo a mi alrededor está a la altura de la reputación de la compañía. Los edificios, los autos estacionados en el aparcamiento e incluso las plantas decorativas en cada una de las paredes que dan acceso a las entradas de las construcciones, son detalles que resaltan el prestigio de todas las celebridades de la industria que tienen un contrato aquí.
Me pregunto de qué servirán tantas oficinas. Mi nulo e ignorante conocimiento sólo daba por sentado que, en casos así, las discográficas cuentan con un solo edificio. Sin embargo, cuento al menos cinco antes de que la camioneta se estacione frente a una gran entrada y el techo correspondiente me tape la vista.
