Trás Sakhir 2020, Sergio Pérez consigue un asiento con RedBull para 2021.
Pero se encontrará con varios problemas para permanecer en su escudería, su compañero que parece odiarle y el ocultar su casta ante todos.
Los ingenieros caminaban de un lado a otro con un gran bullicio, revisaban los monoplazas, esquivaban reporteros y camarógrafos que seguían a los pilotos que intentaban llegar a sus garages, siendo uno de ellos el tapatío que desde que llegó al paddock fue interrogado a causa de su desempeño en Bahreïn, sin ganas de declarar se retiró rápidamente hasta su motorhome donde le esperaban varios ingenieros para comenzar ya el arreglarse para las prácticas.
Mientras se ponía sus prendas para correr su mente daba vueltas en varios pensamientos, los cuales tenían a una persona en mente, su compañero de equipo del cual no sabía nada desde que esté descubrió su verdadera casta, se había ido sin dar explicaciones y no había logrado contactar con el desde entonces. Pérez a igual, no se había presentado a reuniones o cualquier cosa que tuviera que involucrarlos a ambos junto a Helmut o Horner, temía que al estar a solas este les confesara lo que tanto cuidó esconder.
Algo desubicado entró a su monoplaza para comenzar las prácticas.
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Las primeras prácticas habían concluido dejando un mal sabor de boca en el mexicano, mientras que su compañero había logrado un brillante tercer lugar, mientras que el se tenía que conformar con la posición dieciséis, que aunque todavía no era la carrera ni otorgaba ningún punto, conocía lo que todos hablarían, ya se imaginaba los cientos de periodistas comentando su deprimente esfuerzo por llegar mínimo a la décima posición.
Trató de no pensar mucho el tema para rendir mejor en las próximas prácticas, se quitó su casco para ir a tomar algo de aire en lo que los mecánicos regresaban a checar el vehículo. Mientras vagaba por su garage, pudo ver cómo en dirección a su respectivo lugar caminaba su compañero, el cual parecía algo molesto, al fin y al cabo a este no le parecía una buena posición el segundo, el tercero sería una pesadilla para el.
-Habla con el- Su lobo se quejaba molesto de que Sergio nunca hubiera intentado comunicarse con el y ahora que le tenía enfrente y ambos estaban desocupados se negaba a socializar con aquel sujeto.-Vamos, hazlo.- Checo gruñía a si mismo por la insistencia de su lobo que parecía no planear detenerse hasta que hablara con el menor.-¡Maxie!-
Sorpresivamente, como si de un llamado fuera, el mencionado por el lobo voltea bruscamente la mirada hacia el pelinegro, quién se sobresaltó por la repentina atención que se le era proporcionada, regañó a su lobo por ser tan testarudo, pero tomando aire caminó hacia el chico con el que días atrás pasó tardes tan amenas.
—Hola Max,¿Cómo vas?— No entendía la causa de su nerviosismo, las conversaciones no siempre han su fuerte, pero sudaba como si estuviera en una carrera.
—De la mierda,¿Y tú?— El menor soltó una pequeña carcajada que calmó un poco al omega, parecía estar tan tranquilo, como si hubiera olvidado todo lo ocurrido aquella tarde. —No te preocupes, en las próximas prácticas saldrás mejor.—
