Insinuaciones

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Maratón IV


_¡Luciana!

_Ay perdón, Enzo..

_Estas ida, ¿Qué tanto pensas?

¿De dónde saca esa sonrisa?

Eso era lo que pensaba la mente de Luciana. Obviamente no le dijo eso y siguió como si nada.

_Entonces, te decía..

Y otra vez Luciana se había ido con sus pensamientos..

Ya había pasado una semana desde la cena y la relación entre ambos había mejorado bastante. Más de lo que se hubieran imaginado.

Era muy evidente que, luego de darse una confianza mutua, la situación se les iría de las manos.

La buena.. Enzo había fortalecido su relación con su hijo. Ya que desde que pasó lo que pasó, él se comportaba muy duro hacía con Teo.

La mala.. ya se podría decir que ambos estaban enganchados, aunque por obvias razones no lo querían admitir y tampoco lo iban a hacer.

Luciana porque quería permanecer en el trabajo.

Enzo por el que dirán.

_¿Te parece bien?

_¿Eh? Ah Sisi..

La verdad es que Luciana no le había prestado atención, pero decidió afirmar. Por las dudas...

Ya de por sí le inquietaba un poco el hecho de estar a solas con Enzo en su intento de "oficina". Temía de que su subconsciente la traicionara..

_¿Alguna sugerencia?

Y ahí es cuando se le prendió el foco de la cabeza a Luciana.

Se percató de que su tema de conversación era TEO.

Y ahí se acordó de que Enzo le había pedido ayuda para darle un regalo a Teo.

No había nada en específico, según Luciana.

Pero para Enzo si tenía sentido, él se sentía en deuda con su hijo.

Aunque Teo era muy chico, Enzo se sentía mal por como lo había tratado todo este tiempo.

Y todo este cambio en la actitud de Enzo hacía con su hijo se debía, en gran parte, a Luciana.

Esta chica había ingresado a sus vidas y las cambió por completo, para bien.

_A Teo le gusta dibujar y jugar al fútbol. Podría ser algo que tenga que ver.

_Para dibujar soy malísimo, así que descartado.

_Y para jugar al fútbol sos buenísimo

Luciana pensó que lo había dicho en su mente, pero al ver la cara de Enzo se dió cuenta que no.

_¿Ah, si? ¿Te gusta como juego?

A Enzo se le había dibujado una sonrisa coqueta, y se estaba acercando cada vez a Luciana, quedando a pocos centímetros. Tanto que podían escuchar la respiración del otro.

_¡Papá!

Teo entró por la puerta interrumpiendo el momento de tensión que se había formado.

Ambos, por reflejo, se separaron y le prestaron completa atención al niño.

Enzo actuó rápido, en cambio Luciana si había quedado un poco perpleja por lo que iba a suceder si Teo no entraba por esa puerta.

¡Iba a besarse con ENZO!

La Niñera || Enzo Díaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora