😳8😳

80 11 0
                                    

Eran las dos de la mañana y no terminaba el portafolio que era para este mismo día, nusita estaba de lo más dormido en mi cama que me dio mucha envidia al verlo roncar. Tenia mucha hambre, no había comido desde la mañana y también porque, por alguna razón, en la madrugada me dan ganas de comer de todo, por esa razón salir de mi casa para ir a una tienda que quedaba cerca.

Al Sali me encontré con pequeñas gotas de lluvia cayendo, así que agilicé el paso para no tener un resfriado después, entre a la tienda que atendía las 24 horas y sentí pesar por el chico que estaba cobrando. Este turno es muy peligroso y además se veía que estaba a punto de dormirse antes de que yo entrara.

Busque mis ponquesitos favoritos de chocolate y antes de pasar al otro pasillo, entro una llamada a mi teléfono, atendí extrañada por no conocer el número.

— ¿Sí?

— Buenas noches, bella dama — reconocí el apodo al instante.

— ¿Dante?

— El mismo.

— ¿Qué carajos haces llamándome a esta hora?

— Voy a visitarte.

— ¿A más de las dos de la madrugada? Estás loco.

— Por vos.

Me quede atónita mirando a la nada, mientras que esas dos simples palabras se quedaron rondando en mi cabeza.

— Estas borracho.

— ¿Por alcohol? — suelta una fuerte carcajada.

— No tonto, por dar vueltas.

— ¡Oye podría ser eso! Voy a probar. 1...2...

Negué con la cabeza y rodeé los ojos. Estaba dando vueltas y contaba cuantas daba, mientras reía por eso.

— ¿Dónde estás? — por alguna razón mi voz sonó muy preocupada que me sorprendí por ello.

— En tu portería.

— Dios santo. No te muevas, ya voy.

— No, no, no. Dilessss a los vigilantes que...que me dese pasarrrr.

— No estoy en mi apartamento — se quedo callado por un momento que pensé que había colgado, vi, pero no lo había hecho.

Pasé las cosas que iba a comprar y le di al chico el dinero exacto.

— Ten buenas noches.

— Gracias — fue un agradecimiento seco porque no suelo hablar "amable" con las personas.

Sali del lugar y camine rápido.

— ¿Estás follandote a alguien? — Dante dice al otro lado de la línea, me voy acercando y cuando lo tengo de frente lo enfrento.

— ¿Qué? ¡Nooo! — cuelgo — ¿Crees que soy una de las putas con las que te acuestas? No me la ando follando al primero quien se me aparezca, yo si valoro mi cuerpo.

Camine furiosa y el vigilante de turno me miro muy atento, le di una mirada que podría estar tres metros bajo tierra, aparto la mirada y se concentró en las cámaras de seguridad.

Entramos al ascensor y me cruce de brazos después de dar el número de mi piso.

— Perdón — me quede estática al escucharlo.

— ¿Eh?

— Si, perdón, sé que a veces me paso.

— Okey — no supe que más decir.

— Pero no te estoy pidiendo perdón por lo de hace unos minutos, te pido perdón por traicionarte cuando éramos niños — lo miré a los ojos y me di cuenta que estábamos muy cerca.

— Ya pasaron muchos años.

— Jamás es tarde para pedir perdón.

— Pero si para perdonar.

Sali del ascensor y abrí la puerta de mi casa, lo deje pasar y me toco ayudarlo a sentarse en el sofá porque estaba a punto de caerse. No estaba tan borracho lo más seguro es que mañana se acordaría de todo y se arrepentiría por lo que dijo.

— Puedes dormir aquí, el baño esta en el pasillo a la izquierda.

Asintió con la cabeza y fui a mi habitación a ponerme mi pijama y traer una manta para Dante, al regresar a la sala nusita estaba mirándolo curioso.

— ¿Tienes una rata de mascota?

— No es una rata, estúpido.

— Lo parece.

— Es un hurón, solo que tu cerebro no te da para saber que es.

— Ya, ya entendí.

— Qué bueno — sonreí satisfecha, él, sonriendo conmigo.

— ¿No vas a dormir conmigo?

Rei a carcajadas y le tire la manta.

— Sigue soñando.

— Algún día — suspiro — Algún día.

— Ojalá nunca llegue.

Agarro mi brazo y me jalo quedando a horcadas sobre él.

— Algún día estarás suplicando que este dentro de ti.

— Y tu suplicaras que te monte.

No sé qué estábamos haciendo, yo estaba encima de el y no tenia ninguna intención de irme, los dos teníamos la respiración agitada y la cercanía era nula, su boca estaba muy cerca de la mía, que me estaba desesperando por unir nuestros labios.

— Quiero comerte.

— ¿No que nos odiábamos?

— Eso no impide mi atracción hacia ti.

— Solo lo dices porque estas borracho — me levanto viendo lo que deje en su pantalón, sonreí de medio lado y antes de que me viera voltee para ir a mi habitación — no te creo nada.

— Es la pura verdad.

— Aja.

Cerré la puerta y me acosté después de alistar todas las cosas que entregaría en unas horas.

Me dormí por unos minutos hasta que escuche la puerta abrirse, abrí los ojos y vi mi ventana lleva de gotas de lluvia, medio me levante y vi aun personaje acostándose en mi cama.

— ¿Qué haces?

— No quiero dormir solito.

— Ya estas muy grandecito — le tire una de las almohadas.

— Está lloviendo.

— Puedo llamar a tu mami para que venga por ti y no te de miedo los relámpagos — combine una voz de ironía y amabilidad.

— Contigo me basta.

Se acerco más y le tire todo lo que me encontraba y como tengo tan mala suerte, las esquivo todas, llego a mi lado y se arropo atrayéndome a su cuerpo. Me removí varias veces, pero fue nulo.

— Ya duérmete.

— Siento que me harás algo si me duermo.

— Puedo ser muy imbécil, pero no soy de ese tipo, no te hare nada que tú no quieras.

Solo me cruce de brazos y me relaje, me abrazo desde la cintura, su respiración estaba tranquila y sus latidos se escuchaban al fondo de la lluvia, el sonido del ambiente me dio paz y termine durmiéndome.

Mi cliché favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora