Partieron aquella mañana hacia las montañas, durante el viaje se conocieron más, ya casi no acostumbraban hablar, sin embargo no era un secreto que ya eran prácticamente familia.
–Ya estamos a unas horas de llegar, mañana a esta hora deberíamos estar en la meseta de la antigua Ferritia– Dijo Furius mientras estaban alrededor de una fogata, en una zona medianamente plana en plena montaña.
–No había escuchado de una antigua Ferritia, ¿de qué se trata? – preguntó Devon calentando sus manos en el fuego.
–De verdad no sabes mucho, tengo un libro en casa, ¡si quieres cuando volvamos te lo puedo prestar! – Exclamó Layla con emoción.
–Claro, me gustaría saber más sobre eso– Contestó Devon lanzando una tenue sonrisa.
–Bueno, igualmente yo puedo explicarte algunas cosas– Dijo Furius– Veraz, el continente humano tuvo origen en el norte, ahí fue donde nacimos, tras las montañas madre. Con el tiempo por ataques de otras razas esa zona fue infestada por bestias que ponían a procrear allí, por esto tuvimos que escapar hacia el otro lado de la montaña, unos grandes Arfemagos crearon un sello para que esas bestias no escaparan de allí, y no pueden escapar por el mar, por lo que están encerradas. Claro que siguieron intentando llenar nuestras tierras con bestias, pero ya teníamos conocimiento entonces nuestros antepasados pudieron mantener la población de estas más o menos controladas hasta el día de hoy– Explicó el viejo masticando una lagartija que calentó en el fuego mientras explicaba.
–Eso es interesante, pero, ¿no podríamos encontrar bestias de alto nivel entonces? no sabemos cuántas hay ahora anciano– Preguntó Devon con tono serio.
–Jaja, el tiene razón Furius, ¿tienes algún plan B en caso de que algo salga mal? – Comentó Layla.
–¿Plan B? Claro que no– Dijo tomando algo de vino que traía en su mochila– Ah, ustedes deberían tenerlo, yo confío plenamente en mis habilidades, se que unos cuantos monstruos no me causaron problemas, y se que a ustedes tampoco.
–Bueno, puedes tener razón, pero un plan extra nunca hace daño viejo– Dijo Devon.
–¡Oye ya deja de llamarme viejo ingrato! Me veo bastante joven para lo que tengo...– Protestó Furius.
–Como sea. Oye Layla, ¿por qué usas esos guantes? – preguntó Devon apuntando su vista a unos guantes con algunas joyas donde estarían los nudillos.
–Ah, ¿estos? es mi catalizador, yo, nunca pude usar algún báculo... y no tengo la fuerza para usar un arma física, entonces el viejo me dio estos para catalizar mi energía vital– Dijo orgullosa poniéndose sus guantes, que parecían de una cota de malla, con las gemas antes mencionadas, se veía que dentro estaban acolchados para comodidad.
–Bueno suficiente por hoy, vamos a dormir, aun nos falta caminar bastante– Dijo Furius aún algo molesto por las protestas de Devon, pero solo era un capricho.
–Entonces haré el Domo protector, buenas noches a los dos– Exclamó Layla conjurando un domo para la noche– Dominio temporal... LUNA ETÉREA... – Dijo generando un pequeño domo alrededor de ellos, para evitar hasta cierto punto algún ataque exterior.
A la mañana siguiente a primera hora, siguieron su camino hacia la Antigua Ferretia, fue un camino largo, pero tras horas, llegaron hasta el sello, que se había puesto para proteger a la otra cara de las montañas. Sin duda Furius había encontrado una ruta rápida.
–Es increíble sin duda...– Dijo Layla sorprendida.
–Bueno, pasen, a nosotros no nos pasará nada– Dijo Furius pasando hacia el Dominio desconocido para ellos.
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THE LOST LAND
FantasyEn la tierra de Kevek nace Devon Frizz, un niño humano quien tendrá que crecer en una tierra desigual y que odia a los suyos, pero hay muchos misterios, entre estos, que le pasó al Dios del tiempo y por qué traicionó a los otros Dioses, a lo largo d...