CAPITULO 5: EL CAMINO HACIA FORPULIA

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Como todo, el tiempo pasó, Layla y Devon entraron al sótano donde Furius dejó el libro que les mencionó, escrito tiempo después de que Devon llegara, además de los ahorros que le quedaban. El libro decía que lo había escrito en dado caso de perecer, pues, conocía el riesgo que su vida corría todos los días, por esto dejó unas instrucciones para los muchachos:

"Hola Layla, si lees esto, es porque ya no estoy, se siente raro escribir algo que luego se leerá si mueres, quizá puede que no, y se lea cuando esté viejo y me de nostalgia, bueno, eso no es lo importante, es lo que voy a decir ahora. A lo largo de mi vida, mi alma estuvo atada al Dios de la muerte, porque quería poder, para poder tomar venganza, pero, el costo fue demasiado, por esto, entré a la rebelión, entonces, por si no estoy para el momento del siguiente paso, deben prepararse, y ir al sur, muy al sur, a un lugar llamado "Forpulia" allí, estoy seguro de que ustedes solos llegarán con un hombre llamado "Peters" el cuidará bien de ustedes, espero hacerlo yo también. En este libro en alguna página habré metido un mapa con la ruta, en el cajón de esta misma mesa hay tres pañoletas, pueden ponerlas donde quieran, no hay riesgo de que levanten sospechas, así, solo los detectarán los de la rebelión, a continuación, el resto del libro me aseguré de dejarles un montón de datos y recomendaciones para su viaje, espero, que les sea de ayuda, gracias por todo."

–¿Estás bien? - preguntó Devon a Layla quien sostenía el libro boca abajo.

–Si, no hay problema, tenemos que movernos... – Respondió cerrando el libro y tomando las tres pañoletas, entregando una a Devon, poniendo una en su cuello y guardando la última en su bolsillo.

Así, ambos con el mapa, partieron hacia Forpulia, buscando a Peters para vengar cada uno, a su familia.

–Está bastante lejos, con los ahorros que tenemos podríamos comprar un par de caballos y nos sobraría, ¿no crees? – Preguntó Layla algo cansada.

– Tenemos que hacer buen uso de este dinero, es por eso que lo cargo yo, si quieres podemos descansar, pero, no estoy seguro de que tan bueno sea gastar ahora esa cantidad...

–El señor del pueblo de hace media hora dijo que a pie era un viaje de dos meses...

–Bueno, podemos ver si en el siguiente pueblo tienen algún transporte no muy costoso, pero, no caballos. – Respondió Devon continuando el paso.

–Ah, pero... camina un poco más despacio...

–En el libro dice que por esta ruta no debería haber muchos obstáculos, ¿de verdad crees que debimos venir tan rápido? solo tenemos 14 y 15 no se si sea buena idea.

–¿Espera ya lo leíste? Bueno, no esperaba eso de ti, pensé que eras más seguro de tus capacidades.

–Lo soy, por eso lo digo, no creo que podamos hacer mucho ahora mismo, y no lo he leído todo, me falta la mitad.

–Eso no es la mejor respuesta... pero bueno, quizá tienes razón, pero, no tenemos mucho tiempo de vida, lo sabes.

–Quizá en eso tengas razón. Bien, apresurémonos.

Entonces al pasar por un pequeño estanque ambos vieron un grupo de caballos tomando del agua cristalina.

–Devon... Mira. – Dijo Layla embobada con los caballos.

–¿Eh? No, no vamos a... Layla ni siquiera sabes si tienen algún dueño.

–Devon, ¿crees que estando aquí van a tener algún dueño? es un regalo de Dios para que lleguemos, ¡tenemos que aceptarlo!

–Ah... – Suspiró Devon volteando la mirada hacia los caballos.

–Vamos Devon – Dijo Layla tratando de convencerle con una cara bonita.

–Ah, vale, ¿Cómo vamos a hacerlo? – preguntó Devon cruzando los brazos.

–Hmm... Mírame.

Layla se escabulló en los arbustos mientras lanzaba miradas rápidas a Devon, el cual la veía al otro lado del estanque, al estar cerca de los caballos asomó su cabeza por el arbusto y el caballo se quedó mirándola creando tensión.

–Hola... – dijo Layla nerviosa.

El caballo se asustó y se alzó en dos patas, Layla se tiró hacia atrás y los caballos se dieron la vuelta corriendo hacia la llanura, entonces Layla comenzó a seguirlos llamando a Devon para que le ayudara, él suspiró y corrió con ella, la persecución como era de esperarse, fue en vano y solo pudieron seguirles el paso a los caballos de lejos unos dos minutos, luego, Layla cayó tendida en el campo, Devon paró a su lado.

–¿Estás bien? te dije que era mala ide-

–Jajajajaja, ah... ¿fue divertido no? – Dijo Layla cansada interrumpiendo.

–Ah, si, puede que sí – Respondió Devon recostándose a su lado.

Ya estaba oscureciendo, así que en ese lugar pusieron una fogata y a la hora de dormir Layla activó el Dominio temporal.

–Bueno, descansa, mañana hay un gran camino que tenemos que continuar. – Dijo Devon antes de acostarse.

–Si, quizá mañana los caballos... están por aquí... – dijo Layla cerrando sus ojos.

Devon la vio, cansada y recordó lo preocupado que estaba Furius por ella, y supo que aunque fuera menor que ella, tenía que cuidarla, entonces, salió del dominio y pasó dos horas buscando a los caballos los cuales se encontraban durmiendo cerca de unos árboles, logró atar uno pero los otros escaparon, así que lo llevó cerca de la fogata y lo amarró cerca, volvió a buscar el otro caballo por otros cuarenta minutos y lo amarró al lado del otro, cansado, comenzó a fabricar correas con algunas ropas que tenía, para cuando terminó, estaba amaneciendo y se recostó exhausto.

– A-ah... – Bostezó Layla mientras se estiraba al amanecer – esa luz del alba brilla mucho... ¿Eh? – se preguntó mientras se rascaba los ojos pues vio a los caballos pastando cerca de ellos con las correas rudimentarias que hizo Devon – Wow, que increíble, ¿viste Devon? te dije que volve-

Ella se calmó pues vio a Devon acurrucado lleno de ojeras y las manos rojas por forcejear con las cuerdas y se dio cuenta de que él trajo los caballos.

–Ah, gracias Devon – Dijo sonriéndole arrodillada a su lado – Aunque no sabemos cómo montarlos jaja.

Seis horas más tarde

–Cuánto tiempo dormí... ¿Qué? – Dijo Devon confundido pues con la vista borrosa veía algo raro.

Durante esas seis horas Layla estuvo practicando como montar el caballo y resultó bastante buena para ello, si bien no se acercaba a lo que era controlarlo correctamente, podía dirigirlo sin que el caballo la tirara al suelo.

–¡Mírame Devon! ¿Quieres que te enseñe? – Dijo ella entusiasmada.

–Santo Tiempo...

Entonces practicaron hasta el anochecer y al otro día podrían ya viajar en ellos.

–Oye Devon, muchas gracias por... tomarte el tiempo de traer los caballos... ¡Te lo agradezco mucho!

–Oh... No te preocupes, es por ambos, bueno, a descansar, que mañana tenemos que seguir hacia Forpulia.

Y así fue, ambos descansaron y recortaron a la mitad el tiempo de viaje hacia Forpulia, la cual para lo que eran las ciudades humanas, era una bastante grande, ahora, tenían que encontrar a Peters para continuar con su camino.

THE LOST LANDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora