bad habit 𑁍 kunikidazai

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Tecchou dejó caer su bandeja sonoramente sobre la mesa, Dazai lo miró con extrañeza mientras tomaba asiento al lado del castaño mayor.

— ¿Y esos ánimos, Suehiro? — Osamu cuestionó mientras se llevaba una cucharada de su almuerzo a la boca.

— Lo siento, no calculé la fuerza — Se disculpó el mayor apenado al sentir la mirada de todos en la cafetería sobre ellos —. Ahora, siguiendo con nuestra conversación, me parece una gran idea quedarme a dormir en tu nueva casa hoy día.

— Uhum, papá insistió muchísimo en ello. Hará una cena con Fukuzawa-san y quiere de invitados a ti y a Chuuya — Comentó el castaño menor con una sonrisa —. Oh, olvidé mencionarte que la cena será a las 8, pero pasaré la tarde con Chuuya así que si puedes llegar justo a las 8, te lo agradecería mucho.

— Ah, te chiflaste tú — Suehiro hizo un puchero mientras negaba con su cabeza —. ¡Si Chuu-san va a quedarse a dormir contigo esta noche yo no me quedaré! ¿Para qué? ¿Escucharlos toda la noche? Fíjate que ya pasé por eso una vez, si me pasa dos veces es por idiota.

— ¿Qué inventas, Tet? Nada de eso — El menor se sonrojó y cubrió su boca con vergüenza —. A-Además, piensas mal, Chuuya se irá luego de la cena.

Suehiro soltó un gruñido mientras murmuraba un "más te vale, marrana" y finalmente procedieron a comer en silencio el almuerzo.

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Dazai se despidió de su mejor amigo con la manito y al ver a Suehiro correr en dirección a su casa, tomó asiento en una de las bancas del instituto, esperando a que su novio pasara por él finalmente.

Kunikida, quien caminaba a la salida del instituto, se encontró con el castaño sentado sobre la banca mientras este balanceaba sus piernas de una forma que el rubio no sabría explicar como le hizo sentir.

Tierno; es todo lo que pudo pensar el mas alto.

Se aclaró la garganta ante el rumbo de sus pensamientos y se acercó al chico, con intención de hablar un rato con él.

— Osamu, ¿qué tal el fin de semana? — Saludó el rubio y contuvo una pequeña risita al ver que el castaño salía de sus pensamientos dando un brinquito.

— ¡Ku-Kunikida-kun! No te escuché, t-todo bien, ¿y tú? — El mayor se veía un poco nervioso mientras pasaba su cabello por detrás de su oreja, tratando de peinarse un poco.

— Hey, está bien. El mío estuvo aburrido, hubiese estado mejor de no ser por cierto niño que me canceló todo a última hora.

— Ah, me vas a crucificar por eso toda mi vida, me dueles — Llevó sus manos a su corazón con dramatismo —. Sabrás perdonar, Kunikida-kun, pero tuve una importante emergencia familiar.

— Algo dijiste, espero todo esté solucionado.

— ¡Yup! Gracias por la preocupación.

Luego de eso, hubo un silencio incómodo, el castaño se notaba algo nervioso mientras que el rubio no podía dejar de ver lo lindo que se veía con sus mejillas levemente sonrojadas y jugando con las correas de su mochila. Justo cuando Kunikida iba a decir algo más, se escuchó a cierto enano pelirrojo gritar el nombre del castaño desde la entrada del colegio. Cualquier rumbo de pensamientos extraños que Doppo estuviese teniendo se desvaneció al ver como la carita de Osamu se iluminó en una sonrisa.

— Mi esposo llegó por mi, debo irme Kunikida-kun.

— Oh si, yo también debo irme, tengo que alistarme para una cena en casa de mi mejor amigo, en todo caso...