bad habit 𑁍 kunikidazai

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Era fin de semana por lo que Kunikida solía permitirse despertar pasada las 10 de la mañana pero sus amigos tenían otros planes.

De mala gana, tanteó la mesita de noche en busca de su teléfono que no dejaba de sonar con aquel tono tan molesto indicando una llamada entrante.

Una vez lo tuvo en sus manos, se sentó con pereza mientras pasaba una mano por su cara y llevaba su celular a su oreja.

— ¿Aló?

— ¡Doppo Kunikida, finalmente contestas! Creímos que te habían secuestrado o algo parecido — Aquella voz femenina se escuchaba genuinamente alarmada —. ¿Diez de la mañana y tú durmiendo? Debe ser una broma.

— Ya ve que soy un humano, Akiko — Rodó los ojos y soltó un bostezo —. ¿Qué podría usted querer a esta hora? Si quiera deje que caiga la tarde.

— Nada de eso. Fukuzawa se fue de viaje de negocios así que estamos en casa de Ranpo — Le explicó rápidamente —. Pasaremos la tarde acá, ¿por qué no vienes? Si quieres te pasamos buscando.

— No es necesario, literalmente vivo a unos 5 minutos de casa de Ranpo — El adormilado rubio se pasó una de sus manos por la cara —. Ya, en una hora estaré allí.

— Perfecto, nos vemos Kunikida~

La línea se cortó y el chico finalmente pudo estirarse a gusto luego de dejar su celular sobre la mesita nuevamente. Se quedó un largo rato mirando a la nada dentro de su habitación hasta que la puerta se abrió dando paso a una mujer con una bandeja de madera en la mano.

— ¡Buen día al príncipe de mamá! — Exclamó alegremente la fémina quien dejó la bandeja sobre la cama y le dio un amoroso beso en la cabeza a su hijo.

— Buen día, mamá.

— Hm, quería ser yo quien te despertara pero escuché que otra chica se me adelantó... — Comentó con algo de malicia — ¿Quién era? ¿Una chica oculta? ¿Una novia?

— ¿Eh? ¿Cómo siquiera escuchaste? No estaba en altavoz...

— Instinto materno, llámalo como quieras. Contéstame.

— No era ninguna chica que esté ocultando, mamá. Era Yosano.

— ¡Ah, Akiko! Tan linda — Asintió algo decepcionada —. ¿Cuándo vendrá a casa?

— Pues me llamó para ir a casa de Ranpo. Al parecer su padre se fue de viaje "de negocios" — Explicó el menor tomando el vaso de agua que estaba sobre la bandeja. Aún debía ir a lavarse los dientes para poder comer.

— Oh, ¿aún sigue tratando de esconder que sale con alguien? — Soltó una risita la mujer —. Fukuzawa puede ser muy tierno aveces.

— Mmh, como sea. Debo bañarme mamá, así que si me disculpas...

— Oh, claro cielo. Tu padre y yo saldremos a la boda que te comenté la semana pasada así que justo estábamos por salir al salón para arreglarnos, podemos dejarte en casa de Ranpo cuando estés listo.

— Me vendría bien, no quiero caminar mucho hoy. Ayer me tocó limpiar el gimnasio y sabes como son los del instituto, ninguno se ofreció voluntario a ayudar.

— Me imagino, cariño. Bien, te dejo para que puedas cambiarte — Sin decir más, la mujer abandonó la habitación.

Kunikida se levantó con pereza y se dirigió a su armario para sacar la ropa que se pondría ese día. Una vez ropa en mano, tomó rumbo a su baño.

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El rubio estaba terminando de ponerse aquellos molestos zapatos que se rehusaban a entrar en sus pies pero una vez lo consiguió tomó su mochila, metió su teléfono al bolsillo de su chamarra y bajó corriendo las escaleras para poder llegar junto a sus padres que ya tenían alrededor de diez minutos esperando por él.