bad habit 𑁍 kunikidazai

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advertencia: mucho skip time pq ns resumir bien :'vv

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El viernes había llegado sin previo aviso, Osamu podría decir que su semana resultó siendo tranquila, sin mucha novedad.

El castaño ahora se encontraba con su cabeza en el regazo de Tecchou, quien jugaba con su cabello mientras charlaban. El receso se estaba tornando bastante aburrido y más si se le suma que una de sus clases fue cancelada, así que tenían 3 horas libres.

— Es una pena que hayamos tenido que posponer la reunión en tu casa, justo cuando habíamos logrado convencer a Jouno de ir... — Se lamentó Tecchou.

— Ah, lo sé. Papá dice que es imposible que falte a esa cena, quiere que conozca a su novio y... al hijo de su novio — El de ojos avellanas soltó un bufido y se reincorporó para mirar a su amigo quien tenía una cara de curiosidad.

— ¿Hijo? No me habías comentado nada de eso.

— Ah, tampoco sabía sobre eso, recién me lo contó hoy antes de venir al colegio. Papá vio mi cara de molestia por tener que cancelar la reunión así que me explicó que el hijo de su novio también asistiría a la cena y creyeron que sería buena idea que nos conozcamos y esas mierdas — Explicó jugando con el cierre de su chaqueta —. Es un chico un poco mayor, según lo que dijo papá.

— Pues... suerte con eso. Esperemos no sea un hermanastro malvado que desea hacerte la vida imposible — Bromeó el más alto haciendo reír a Dazai.

— Seguramente quien tomará el papel de hermanastro malvado seré yo, créeme. En fin, tú no me contaste que tal te fue en el viaje a casa de tu tía favorita.

— Fue una mierda, eso de quitarnos el celular y despertarnos a las 5 de la mañana para ordeñar a las malditas vacas — Relató con exasperación —. Kenji fue el único que disfrutó ese maldito viaje, eso es seguro.

— Kenji y su obsesión por las vacas es muy adorable.

— Claro, lo es cuando no eres tú quien tiene que cargar con eso; cada que papá y mamá me mandan a llevar a Kenji a pasear mi billetera sufre, no miento, tiene una habitación repleta de sus peluches y juguetes de vacas.

— Tal como dije, adorable. Recuérdame ir a tu casa para poder visitarlo, prometo llevarle un peluche — Dazai se levantó y le tendió una mano a su amigo quien la tomó para reincorporarse.

— No lo hagas, tendría que golpearte si lo haces y créeme que no quiero.

— En fin, vayamos a la biblioteca a terminar de quemar el tiempo allá.

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Eran pasadas las cinco de la tarde cuando Kunikida llegó a su casa y, para su no sorpresa, estaba solo. Una nota en el mesón donde sus padres le decían que no volvían si no hasta las 10 de la noche. La arrugó y la echó al bote de basura.

El día de clases había sido realmente cansado y lo que era aún peor, estaba de mal humor.

Si había algo que Kunikida Doppo odiase más que la irresponsabilidad, eran los cambios de planes. El rubio era un obsesivo con el horario y planificación, si alguien le decía que el sábado a las 3 de la tarde habría una salida, el planificaría todo su día en base a ello, cada hora y cada minuto. Así era Kunikida.

Y si, estaba de mal humor porque le parecía indignante que Osamu Dazai, un viernes a las 8 de la mañana, le cancelara la reunión en su casa del día sábado. Por supuesto que estaba molesto por el cambio de planes y no porque, muy dentro de él, estaba decepcionado por no poder pasar más tiempo con el castaño.