Cap. 5

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Capítulo 5: Motivos.

Después de meditarlo una y otra vez durante más días, ahí estaba sentado sobre el excusado, con el pensamiento lleno de anticipación.

El peso de su soledad y la incertidumbre colgaba sobre él pero ese día en particular tenía un poco de esperanza en su corazón.

Nervioso, desenvolvió el paquete, sus emociones se revolvieron dentro de él mientras pensaba en todas las posibilidades. Cerró los ojos brevemente y respiró hondo, reuniendo el coraje para enfrentarse a lo que pasaría después.

Siguiendo cuidadosamente las instrucciones completó los pasos y esperó a que pasaran los minutos, el tiempo parecía ser eterno, cada segundo sintiéndose más largo que el último, su corazón latía fuerte en su pecho mientras se enfrentaba una vez más a la incertidumbre.

Finalmente llegó el momento de la verdad, con las manos temblorosas Max tomó lentamente la cajita para escanear lo que estaba frente a sus ojos.

Aquella prueba reveló dos lineas claras que indicaban que sus sospechas eran ciertas.

Abrumado por las nuevas noticias se derrumbó sobre el suelo, deslizando su espalda por la fría pared, con lágrimas fluyendo incesantes por su rostro, su mente a explotar por las emociones conflictivas.

¿Cómo podía celebrar un momento así a solas mientras su marido yacía inmóvil sin darse cuenta del milagro que había llegado a sus vidas?

Su corazón dolía de anhelo, Max anhelaba la presencia de Sergio, su toque y susurro de tranquilidad, quería compartir ese momento de esperanza y profundo amor, para experimentar juntos el asombro de su creación. Pero el destino tuvo planes distintos y ahora Max tenía que lidiar con aquella noticia en la soledad de una fría noche de invierno.

Sabía que aquella noche sería larga y así fue, la realidad lo golpeó como un rayo y el peso de ese nuevo conocimiento se sumó al peso de su dolor, pasó llorando la mayor parte de la noche, mientras acariciaba una y otra vez su vientre, intentando hacerse a la idea de que ahora cargaba con una nueva vida formándose dentro de él.

Y ya casi al amanecer tomó una decisión, no podía derrumbarse, no más.

Se negaba a renunciar a Sergio, a la vida que habían planeado juntos, sabía que todos los días su esposo también luchaba su propia batalla y no le gustaría verlo en ese estado.

Max estaría ahí, por él y por su hijo. Estaría allí en cada paso del camino, luchando junto a él, ahora tenía dos excelentes motivos para salir adelante.

Así, a primera hora de la mañana se puso de pie, listo para enfrentar todos los desafíos que se aproximaban, sabía que no sería fácil pero su amor tenía una forma de desafiar todas las posibilidades y en su corazón, no tenía ninguna duda de que su historia de amor estaba lejos de terminar.

...

Se pasó toda la mañana limpiando su hogar, acomodando cada cosa en su lugar y dejando hasta el último plato reluciente, mientras lidió un poco con las nauseas cotidianas y la escasa hambre, exhausto se sentó en el comedor cuando su teléfono se iluminó, mostrando el nombre de Charles en la pantalla.

— Buenos días Maxie.

— Van a ser tíos.

Fue lo primero que contestó al tomar el teléfono, dejando al otro chico muy confundido, sin respuesta alguna.

Durante un momento fugaz hubo un silencio, del otro lado de la linea los ojos de Charles buscaban los de Carlos, ambos intentando comprender la enormidad de sus noticias.

Max podía escuchar su corazón latiendo con fuerza, preguntándose cómo reaccionarían sus amigos ante semejante noticia.

Un chillido de emoción se escuchó del teléfono, una mezcla de sorpresa, confusión y una gran alegría.

— Maxie... esto es muy... wow no se que decir. ¿Estás seguro?

— Completamente, ayer me hice la prueba.

Un par de horas más tarde, ambos chicos ya se encontraban en su hogar, compartiendo su felicidad y dándole contención en los momentos en los que en medio de su plática una lagrima de tristeza descendía por su rostro.

Pasaron el resto de la mañana platicando acerca de esta nueva noticia, Charles y Carlos como siempre ofreciendo su apoyo incondicional.

— Quiero que... quiero que vayamos a ver a Sergio, ahorita — Se levantó del sillón para buscar su teléfono y una sudadera.

Llegaron al hospital, Max sintió una opresión en el pecho al pararse frente al gran edificio, recordando el día que llegó.

Subieron hasta el piso donde se encontraba y el doctor los acompañó a su habitación, se sentía nervioso, sus manos temblaban y su corazón se llenaba de emoción al sentir que pronto vería de nuevo a su amado.

Al llegar, el doctor lo invitó a pasar mientras daba un breve resumen de cómo iba con su recuperación. Parecía dormir tranquilamente, su rostro reflejaba la paz y juventud que poseía. Max
se sentó junto a su cama y lo sostuvo suavemente de la mano, besando delicadamente la parte superior de esta.

— Él puede sentir tu presencia— el médico mencionó al salir de la habitación, dándole privacidad.

— Mi amor — se acercó a su rostro sutilmente, deseoso de una vez más probar superficialmente sus deliciosos labios rosas.

Paso un par de horas acariciando su cabello y sus manos, hablando acerca de las nuevas noticias que habían llegado a su vida, prometiendo que nunca se iría de su lado, susurrando palabras de tierno amor, aliento y apoyo, su devoción inquebrantable.

Así, conforme pasaban los días el hospital se convirtió en el segundo hogar de Max, los pasillos impecables un recordatorio constante de la vida a la que se aferraba desesperadamente.

En las semanas que siguieron, la recuperación de su esposo progresó de manera constante, y Max fue testigo del amor y el apoyo que lo habían rodeado durante los días más oscuros de su vida. Abrazado por su amigos, se dio cuenta del inmenso impacto que su accidente tuvo en sus seres queridos.

Tenía la seguridad que su hijo crecería rodeado de amor y estabilidad, con tíos que sin duda lo amarían demasiado, serían sus mentores y confidentes de confianza.

💛

En este hogar amamos al Charlos 😭✨
Les tekueme

Byee

Yellow [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora