Cap.6

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Capítulo 6: Nuevos descubrimientos.

Las semanas poco a poco se convertían en meses, y Max se encontró luchando contra el insoportable dolor. Cada día, se despertaba con una pesadez en el pecho, enfrentando el vacío que ahora impregnaba su vida. Sus amigos siempre estuvieron a su alrededor, llenándolo de amor y apoyo, pero el vacío dejado por Sergio se sintió inconmensurable.

A pesar del dolor que amenazaba con consumirlo, sacó fuerza de los recuerdos que habían compartido. Él sabía que su marido es ese inmenso amor que tenían querría que siguiera adelante, para honrar su amor y cuidar de su creación.

A pesar de que los médicos no estaban seguros de si Sergio alguna vez se despertaría, el amor de Max nunca vaciló. Creía en el poder y la fuerza de su amor y en la vida que habían creado juntos.
Usó cada gramo de su fuerza para asegurarse de que su marido sintiera su presencia y amor, a pesar de su estado de falta de respuesta.

Pasó cada momento de vigilia al lado de él, aunque muchos conocidos lo desanimaron, diciéndole que siguiera adelante y encontrara la felicidad en otro lugar, se negó a dejarlo ir. Todos los días, relataba los hermosos recuerdos que habían compartido, susurrándole cosas dulces al oído como si pudiera oírlo.

Continuó visitándolo en el hospital todos los días, el creciente bulto en su vientre era un testimonio silencioso de su amor y sus sueños. A pesar de la tristeza que envolvía su corazón, se maravilló con el milagro de la vida, creyendo que, de alguna manera, su hijo tendría una conexión con el alma dormida de su esposo.

Los meses comenzaban a pasar, las citas mensuales con el doctor comenzaban a fluir, cada una de ellas traía alegría y dolor. Max visitaba a su esposo cada que salía de una, tomándole de la mano y compartiendo las noticias de su bebé. Max compartió con él sus miedos y esperanzas para su futuro como padres, creyendo que en algún lugar profundo de su subconsciente, Sergio podía escuchar sus palabras y alegrarse junto con él.

El tiempo fue desafiante, lleno de altibajos emocionales, pero creció como persona y como padre. Aprendió a abrazar la fuerza dentro de él y a confiar en el apoyo de sus amigos. Encontró consuelo en el conocimiento de que incluso si Sergio permaneciera en coma, su hijo conocería el amor de un padre a través de las historias que él le contaría y el amor de sus amigos.

Max apreciaba la cercanía que compartían, su amistad se convirtió en una fuerte relación construida sobre la confianza, el amor y un compromiso compartido con su hijo por nacer. A través de los altibajos, ambos chicos siguieron siendo un pilar constante de apoyo para Max, ofreciendo orientación, aliento y el masaje ocasional de los pies para aliviar las molestias de su embarazo.

Así mientras se enfrentaba a la paternidad , se aferró a la esperanza de que un día Sergio despertara, listo para abrazar los milagros que le esperaban.

Max se sentaba a su lado, compartiendo historias de su amor, mientras colocaba su mano suavemente sobre su creciente vientre. Creía firmemente que su amor trascendería cualquier barrera y llegaría tanto a su marido como a su hijo por nacer. Era un amor que fluía sin fin, sin límites y profundo.

A medida que su vientre crecía y se hacía más y más notorio, el personal del hospital se maravilló de su dedicación y perseverancia. Admiraban el amor inquebrantable que tenía por su marido, entendiendo que su compromiso se extendía más allá de sí mismo e incluía a su hijo por nacer.

Max se aferraba a sus recuerdos, apreciando cada momento compartido, se aferraba a la esperanza de que un día, contra todo pronóstico, Sergio despertaría de su sueño y encontrarían el camino de regreso el uno al otro.
...

Durante todo ese tiempo hubieron momentos de esperanza inquebrantable pero también de tristeza abrumadora.

Aquel día era un día de esos.

Despertó con el corazón acelerado, había soñado con el recuerdo de el último cumpleaños de su amor, el último que habían pasado juntos.

Tenía un nudo en la garganta, las lágrimas amenazaban con nublar su vista, había despertado más sensible que de costumbre.

Justo aquel día cumplía siete meses de embarazo, siete meses desde el accidente que parecía acabar poco a poco con su vida.

El frío se colaba por las ventanas de su habitación, en días como ese, Sergio lo envolvía con sus brazos y lo llenaba de besos hasta que fuera hora de levantarse para comenzar con sus actividades diarias.

Ahora ni siquiera sentía el olor de su marido en la habitación, hace días que ya se había desvanecido recordándole una vez más su ausencia.

Después de varios minutos, se levantó con poco ánimo, obligado por la cita que tenía con el doctor, ese día descubriría el sexo de su bebé.

Después de alistarse y alistar sus cosas Charles y Carlos pasaron a recogerlo en su auto, para después dirigirse al consultorio, circulando lentamente por el corazón de una bulliciosa ciudad, en medio del caos de la vida.

Al llegar, los tres se sentaron nerviosamente en el consultorio mientras la doctora comenzaba a hacer las preguntas de rutina para después pasar a la ecografía una vez que Max estuviera recostado en la camilla.

Las emociones estaban al máximo, sus corazones latían agitadamente mientras la doctora desplazaba el aparato por el vientre de Max, revelando las primeras imágenes en la pantalla.

Mientras la doctora compartía las observaciones una chispa de emoción bailó en sus ojos.

— ¡tenemos una niña!

Lágrimas de alegría brotaron de los ojos de los tres, y una sonrisa radiante se extendió por su cara, reflejando la ocasión trascendental.

En ese momento agridulce, Max sintió una abrumadora mezcla de felicidad y nostalgia. Su corazón dolía por Sergio, su ausencia proyectaba una sombra sobre la alegre noticia. Pero tenía a sus inseparables y leales acompañantes, ofreciendo siempre un hombro en el que apoyarse en tiempos de triunfo y de vulnerabilidad.

💛

Quiero una amistad así :(
Les tekueme

Byee

Yellow [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora