Cap. 2

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Capítulo dos: Boda.

Finalmente, después de luchar contra todo y todos lo habían logrado, por fin era el día de la graduación de Max, lo que significaba que oficialmente comenzarían con los preparativos para su boda.

Muy temprano ambos se alistaron para asistir a la ceremonia, de camino al auditorio Max se encontraba nervioso ya que al ser el mejor promedio de la generación tendría que dar un discurso.

— Lo vas a hacer muy bien, confío en ti— su novio acarició su muslo, que parecía no poder mantener quieto.

Cuando llegaron, rápidamente Max guió a Sergio hasta su lugar, en los lugares VIP, donde se supone que deberían ir los padres de los graduados.

Se supone.

— Sonríe, no dejes que nadie nunca apague tu luz, mi rayito de sol. — Tomó a Max por los hombros y le dió un fuerte abrazo, acompañado de esas palabras y un beso, intentando borrar aquel sentimiento de tristeza de Max al ver a todos con sus padres.

— Te amo, gracias por siempre apoyarme — Devolvió el abrazo, escondiendo su rostro en su cuello.

— Te amo Maxie — besó su mejilla antes de dejarlo ir pues ya lo solicitaban en su lugar, el evento estaba muy próximo a comenzar y todavía tenía algo que hacer.
...

Por más que se esforzara no podía quitar su vista del chico que hablaba, haciendo una reflexión del por qué era importante para el estudiante tener y sobre todo sentir el apoyo de su círculo cercano durante la universidad, se miraba irreal, demasiada belleza para su mente.

Mientras hablaba con tanta seguridad, teniendo completamente hipnotizado a todo el auditorio Sergio se preguntaba qué había hecho para que la vida lo recompensara con Max, sin duda algo demasiado bueno.

Estaba muy enamorado, y ese sentimiento crecía diariamente.

Al terminar su discurso, mientras entregaban los títulos hicieron una mención honorífica al promedio de Max, quien recibió un fuerte aplauso por parte de los presentes, él era alguien admirado por sus compañeros.

Cuando por fin terminó la ceremonia y se comenzaron a reunir todos, al final de las escaleras que daban al escenario Max fue recibido por los fuertes brazos de su novio, quien lo esperaba con un ramo de flores y una gran sonrisa.

— Estoy tan orgulloso de ti — unió sus labios, con sus manos sobre su cintura.

Al salir de ahí fueron a una fiesta que habían organizado los compañeros de Max, aunque no estuvieron mucho ahí, preferían pasar tiempo juntos.

Un mes después la boda ya estaba planeada, algo íntimo, muy personal, únicamente con sus amigos.

Se casarían un 31 de Diciembre.

A unos cuantos días Charles acompañó a Max a comprar su traje.

— ¿Qué tal este? — se asomó luciendo un traje color crema, el cual se adaptaba perfecto a su figura.

— yo creo que ese es el indicado, resalta tu culo y definitivamente eso a tu novio le va a encantar.

—¡Charles!

— Vamos, no me digas que no es así.

— Bien, llevaremos ese.

...

— Oh chico, mírate, te ves simplemente perfecto Max. — finalmente el gran día, Charles y Carlos no abandonaban ni un solo momento a los novios.

— En verdad Char, no sé qué haría sin ti — abrazó con fuerza a su mejor amigo.

Desde muy temprano habían pasado a recogerlos para llevarlos a alistarse y después llegar a el lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia, la misma playa donde se hicieron novios y la misma donde se comprometieron.

Horas más tarde, bajo la hermosa puesta de sol que se apreciaba en aquel lugar, ambos se preparaban para emprender su viaje para toda la vida, de amor y compromiso, sus corazones llenos de alegría y amor, habían esperado ese día por mucho tiempo.

Mientras las suaves melodías de un cuarteto de cuerdas se mezclaban con las olas del mar, los invitados encontraban sus asientos, con los ojos brillando de felicidad, Max miraba todo a lo lejos.

— Te ves hermoso — susurró suave en su oído, mientras sus manos se deslizaban rodeando su cintura.

Max se sobresaltó, no esperaba encontrarse con Sergio antes de que la ceremonia diera inicio.

— No esperaba verte antes de la ceremonia— se giró para verlo a los ojos, se veía muy bien, demasiado bien.

— La verdad es que yo tampoco pero te ví a lo lejos y no pude resistirme las ganas de venir a hablarte— lo acercó más a él.

—Entonces... ¿te gusta? — aceptó el acercamiento colocando sus manos sobre los hombros del mayor.

— Me encantas — sonrió seductor para después buscar sus labios con intensidad.

No sabían con exactitud qué hacían, la ceremonia de su boda comenzaría en menos de 30 minutos, pero ellos querían seguir en su mundo, entregándose una y otra vez, cediendo a sus impulsos y a sus deseos más carnales.
...

Frente a frente al final del pasillo se encontraba la pareja próxima a unirse en matrimonio, sonrientes y con picardía en sus miradas, cómplices de su pequeña travesura de hace un rato.

Con la respiración entrecortada toda la multitud se puso de pie cuando el juez que presidiría tomó su lugar.

La radiante sonrisa de Max hizo eco de su alegría interior mientras la ceremonia comenzaba con unas breves palabras del juez, quien daba una pequeña reflexión sobre el compromiso que requería el matrimonio, sus ojos se encontraban, su amor brillando intensamente en ese momento.

Prometieron apoyarse y apreciarse mutuamente, en las buenas y en las malas, por el resto de sus vidas. Sus promesas estaban llenas de amor genuino, risas y una profunda comprensión de la conexión de sus almas. Mientras intercambiaban anillos, el tiempo se detuvo y el mundo desapareció, dejando solo los ecos de sus sinceras palabras.

Los aplausos llenaron el aire cuando Max y Sergio fueron declarados en matrimonio. Un grito de alegría y celebración estalló de los invitados. Caminaron por el pasillo improvisado juntos, una pareja recién casada, sonriendo de oreja a oreja, con las manos muy entrelazadas.

El lugar estaba adornado con elegantes decoraciones, luces encantadoras y una pista de baile que invitaba a ser llena. Los invitados compartieron conmovedores discursos, contando preciados recuerdos y compartiendo sus sinceros deseos para los recién casados. El amor y la risa llenaron el aire, creando una atmósfera de felicidad pura.

A medida que avanzaba la noche,  los recién casados subieron a la pista de baile, encerrados en una eterna danza de adoración. Se movían juntos sin esfuerzo, una perfecta armonía de dos almas entrelazadas, guiados por el ritmo de sus corazones y la melodía de su amor. Cada paso hablaba mucho de su fuerte relación mientras giraban, se abrazaban y susurraban dulces cosas en los oídos del otro.

La noche fue una sinfonía de amor, llena de alegría, risas y celebraciones interminables, llegó a su fin con una exhibición de fuegos artificiales, iluminando el cielo como si reflejara el amor dentro de sus corazones, celebrando así mismo el año nuevo.

💛

Vivan mis padres.
Les tekueme

Byee

Yellow [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora