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Gulf quería gritar pero aunque lo intentó no logró articular palabra. Sintió que estaba dispuesto a pararse frente a aquel camión monstruoso si así lograba que Mew no muriera ...

Y justo al dar el primer paso, bajando desde el cordón de la senda peatonal, sintió algo que le rozaba la pierna.

Un pequeño cachorro marrón, arrastrando su correa iba a toda velocidad.

Gulf sintió que alguien gritaba detrás suyo y entonces supo lo que tenía que hacer. Pisó la correa y en un movimiento rápido, tomó al cachorro justo cuando la bicicleta de Mew se acercaba a él.

—¡ Cuidado con el camión!— gritó Gulf, al ver que Mew maniobraba nervioso.

Gulf no esperó a que me reaccionara. No estaba seguro de que lo hubiera oído pero sí estaba seguro de que Mew no había visto el camión. Así que dio un paso atrás para dejar pasar a Mew y cuando lo sintió a su lado estiró la mano libre enganchando una parte de su campera azul. Y con violencia tironeo de él, desestabilizándolo y haciéndolo caer.

Gulf apenas tuvo tiempo de ver cómo la bicicleta era arrollada y se retorcía con un chirrido espantoso bajo las ruedas del camión. Y entonces gritó desesperado pero una mano fuerte se posó sobre su rostro.

—Cálmate por favor...— una voz varonil le hablaba al oído.

Gulf parpadeó varias veces. Tardó varios segundos en darse cuenta de que estaba tirado sobre la senda peatonal a un costado del puente ... y Mew, extremadamente pálido pero con una sonrisa amplia y reconfortante, empapado por la lluvia tanto como él, estaba tirado encima suyo.

—Me has ... salvado la vida ...— escuchó Gulf, varios minutos después cuando el revuelo acabó y las personas dejaron de preguntarles si estaban bien.

Gulf caminaba sin animarse a mirar a Mew a la cara.

Después de la adrenalina inicial, ahora solo sentía miedo y vergüenza. Esperaba que Mew no le pidiera detalles de cómo y por qué había estado allí en el momento justo.

—Gracias ...

—De nada ...— balbuceó Gulf, aún sin mirarlo.

Pero entonces, Mew se paró frente a él, cerrándole el paso.

—¿ Estás bien?

Gulf lo miró a los ojos. Y no pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla.

—Estás asustado ... Tranquilo ..., ya pasó.— el aliento cálido de Mew en su rostro lo hizo estremecer— Tengo dos peticiones ... y una pregunta ...

Gulf se mordió el labio.

—La primera petición es que ... me dejes a mí contárselo a mi madre. Cuando vea cómo quedó mi bicicleta no me comprará una nueva hasta que cumpla cien años. Y de seguro me castigará hasta esa edad.

- Estará feliz ... de que llegues a los cien años ...

Gulf seguía llorando.

—¿ Por qué lloras?— la voz conmovida de Mew lo estremeció.

—¿ Cuál es la otra petición?

—...Que pases conmigo el día entero ... sabes, Hoy es mi cumpleaños ... podemos ir a jugar al claro, sé que es otoño, y no hay flores y hace un poco de frío pero ... es mi lugar favorito y creo que te va a gustar ...

Gulf se secó las lágrimas y asintió.

—También es mi cumpleaños ...—dijo sintiendo que por fin iba a saber cómo se sentía pasar el día con un amigo.

— ¿¡En serio...!? ¡¡¡ Feliz cumpleaños!!!

—Feliz cumpleaños para ti también...Y...¿ cuál es la pregunta?— Gulf estaba seguro de que Mew comenzaría a interrogarlo sobre el accidente.

Pero Mew, acercándose más a él, y mordiéndose el labio de forma extremadamente sensual, lo miró fijamente y preguntó :

—¿ Tienes ... novia?

Gulf sintió que sus mejillas se encendían. Tenía la boca seca así que solo se limitó a negar con la cabeza.

Mew volvió a morderse el labio.

—Y...,¿ novio?

Gulf no lo resistió más y aferró sus labios aquellos labios, sintiendo un fuego abrasador que no dejaría de sentir nunca más ...

Y mientras el beso se hacía más profundo y arrebatado, las viejas campanas de la iglesia dieron las once ... y las nubes de tormenta fueron reemplazadas por un hermoso y suave sol de Otoño. Un Otoño que ninguno de los dos olvidaría jamás...

Fin...

30 de SeptiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora