¿Día de suerte?

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La vida universitaria siempre ha sido ajetreada, MinHo más que nadie lo sabe.

Cuando decides estudiar y apoyar el emprendimiento de tus padres al mismo tiempo, la vida te deja con apenas el tiempo suficiente para respirar.

La ventaja que posee MinHo, es que siempre hay personas dispuestas a ayudarle. Y lo agradece, porque sin esas personas, ya se habría vuelto loco.

—¿Cansado?
—Más que nunca.

Onew, su amigo más cercano, lo nota. Sin embargo, se ve mejor que otros días. A pesar de que MinHo exprese estar derrotado.

—Pero ánimo —Pide MinHo— Hoy mis padres cerrarán temprano y mañana no tengo que trabajar, así que puedo ir a cualquier fiesta.
—Perfecto, te vendría bien distraerte un poco.

MinHo era constantemente invitado a fiestas. Muchas veces las rechazaba, algunas otras las aceptaba. Siendo uno de los mejores deportistas de la universidad, siempre era reconocido en los pasillos e invitado a fiestas.

Su círculo cercano no se le quedaba atrás.

Sus amigos también contaban con una reputación. MinHo no quería ser llamado superficial, pero en un lugar tan competitivo como la universidad, la manera de sobrevivir era juntándote con personas con estatus similares a los tuyos.

MinHo no podía excluirse de las fiestas al 100% necesitaba estar ahí. Por ello, en la tarde llega a casa de Key. Los otros tres ya están ahí. Se les une en el ritual raro de Key, dónde este usa mil esencias para mil cosas.

La gente no sabía que Key estaba así de loco. Se sentía una especie de brujo y hablaba de protecciones, endulzamientos y un montón más de cosas que MinHo no se molestaba en querer entender.
Pero las supersticiones eran fuertes. Si Key decía que con ese olor a planta saldrían completamente a salvo de la fiesta, MinHo se dejaría humear un poco.

—¿Y esto?
—Uhm—Key mira el pequeño frasco con miel—Es para endulzamiento. ¿No me pones atención? Te lo he dicho antes.
—¿No es mejor tener un tarro en la alacena en lugar de un frasquito en tu tocador?
—Odio la miel, Choi MinHo. Solo la uso en casos necesarios.

... Cierto. Lo había olvidado.

MinHo pregunta por cómo funciona y la explicación de Key se le hace tonta, obsesión hacia tu persona solo porque pusiste miel en tu lengua.

—Inténtalo, Choi. Y verás que funciona.

MinHo se burla.

Pero lo prueba igual.

Cuando al fin todos están listos, suben al auto de Jonghyun para ir a la fiesta. A MinHo le encantaba. Era divertido y relajante tener esos momentos con sus amigos. Unas horas donde nada importa.

Llegar fue un poco tardado, pero fueron bien recibidos. No eran venerados como dioses como en esas series de adolescentes, pero si tenían bastante gente que saludar en el proceso de llegada.

Siendo tarde, MinHo no tiene ni idea de la hora en la que va a llegar a casa y no le importa. Con el tiempo, uno a uno, sus amigos comienzan a perderse y se queda solo con su trago en mano.

Disfruta la música. Pide otro trago. Piensa que le está viniendo muy bien el ambiente y pronto ve a un chico acercarse con la mirada puesta en él.

Eso le saca una sonrisa a MinHo.

¿Sería su día de suerte?

—Hola.

¿Lo sería?

—Hola, ¿Qué tal?

Responde MinHo al hombre frente a él. No se puede negar que es bien parecido.

—¿Alguien tan popular tan solo?
—Bueno, ya no más, al parecer. ¿Con quién tengo el gusto?
—Shim ChangMin.

Shim ChangMin, curiosamente, Choi MinHo había oído hablar de él. ChangMin era caracterizado por ser un tipo huraño y ermitaño, según las malas lenguas. Era la clase de personalidad que tenía cualquier personaje de ficción de novelas para adolescente. Callado, frío, misterioso.

Es la primera vez que MinHo lo ve en su vida, ¿era extraño? No, si mencionamos de nuevo que lo consideraban ermitaño.

—Un gusto, ChangMin.

MinHo es superficial.

Está cansado de ocultarlo.

Lo es. Lo es y eso no va a cambiar.

Así que se pregunta qué tan conveniente es entablar una conversación con alguien como ChangMin. No sabe si lo que la gente dice de él es en un buen o un mal sentido.

Pero es muy guapo.

Gran dilema.

ChangMin habla y MinHo pone la mayor atención que puede mientras este dilema ronda su cabeza. Interviene y comenta cosas también para que el chico no piense que no tiene interés en él.

Al final de sus pensamientos, se dice a si mismo que, incluso si esto trae consecuencias negativas para su imagen, el tipo es jodidamente atractivo.

¿En qué momento se había acercado tanto?

ChangMin está casi acorralándolo contra la pared. MinHo ríe ante ello.
Claro que estaba cediendo ante los coqueteos ajenos.

—¿No es esto muy osado de tu parte? Vienes a hablarme por primera vez y en pocos minutos ya estas casi encima de mí.
—No parecías disgustado antes. Pero sé que no es una ofensa que alguien como yo vaya por alguien como tú.
—Buena autoestima, ¿No, chico?
—¿Sueles hablar tanto?

MinHo arquea una ceja sorprendido. Una sonrisa impresionada le acompaña.

—No veo que hagas algo por callarme.

¿Es amor o sabor? [Cakeverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora