Otra semana transcurrió sin que Damián volviera, a pesar de que solía llamarlo y el otro le decía que estaba bien, Oliver no se sentía conforme. Esperaba un "llegaré mañana" en lugar de un "estaré en casa pronto". ¿Cuándo sería pronto?
Más allá de eso no habían entablado mucha conversación, mucho menos mencionado lo ocurrido.
Luego de acabar el cuarto cigarrillo del día Oliver no sabía qué otra cosa hacer en el departamento este fin de semana. Nunca vivió solo y realmente no estaba acostumbrado a eso. Sin embargo salir el día de hoy no era una opción teniendo en cuenta la fuerte lluvia que no parecía que fuera a terminar pronto.
Antes de terminar de acostarse en el sillón su celular vibró en su bolsillo. Una llamada entrante de Damián iluminaba la pantalla, deslizó el botón aceptandola y llevando el móvil a su oreja.
—¿Oliver? —se escuchó en la bocina.
—Hola, ¿pasó algo?
—De hecho no pude decírtelo antes, estuve demasiado ocupado con todo lo del trabajo, pero ya estoy volviendo a casa, acabo de bajar del avión —soltó Damián.
—¿Qué? —murmuró Oliver luego de un momento de silencio.
No esperaba que "pronto" fuera este día, sin previo aviso.
Sin dejar que Damián dijera algo más terminó la llamada y fue corriendo a ducharse. Trató de ponerse presentable, no porque quisiera lucir bien para su esposo, solo que no quería que este se burlara de su apariencia, y solo se perfumó porque hace mucho no lo hacía. También peino su cabello rebelde y lavó sus dientes una vez más.
El aeropuerto estaba a cuarenta minutos del departamento, lo que le dejaba unos quince minutos para acomodar un poco el lugar y poner algo en el horno, Damián era algo quisquilloso con la comida y seguro no se estuvo alimentando bien.
Corriendo por el departamento Oliver hizo la cama, acomodó los cojines del sillón y lavó los platos que estaban desde el día anterior, mientras calentaba el horno para poner algo de pollo con verduras.
Cuando ya no había nada que hacer se dedicó a mirar por el balcón mientras fumaba, no es que estuviera esperando ver a Damián llegando, seguía lloviendo pero era menos fuerte que antes, aun así algunas gotas le golpeaban el rostro y la humedad hacía de su pelo un desastre nuevamente.
Veinte minutos después se oyó la cerradura de la puerta. Damián entró y a pesar de encontrarse a una considerable distancia, Oliver pudo sentir su aroma, entrando por su nariz y haciendo un abrumador recorrido que causó cosquillas en su estómago, lanzando un hormigueo desde adentro que se extendió por todo su cuerpo, desde la punta de sus pies hasta el último de sus cabellos.
Se miraron a esa distancia, sin saberlo ambos pensaban lo mismo, compartían la misma necesidad de decir lo que pasaba por sus mentes, aquello que no les permitió sentirse completos hasta este momento en el que tenían al otro a su lado nuevamente.
Damián rompió el silencio con un "¿No me vas a dar un abrazo de bienvenida?"
Oliver sonrió y antes de que pudiera darse cuenta ya estaba caminando hacia el otro, con más emoción de la que le gustaría reconocer. Saltando sobre su esposo se aferró a él mientras el otro lo sujetaba firmemente.
"Te extrañé", se escuchó bajo en el silencio del departamento, mientras la lluvia amenazaba con seguir un rato más.
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.Holis
Así que ha pasado mucho desde la última vez que actualicé esto y dudo que alguien lo vea pero me gusta subir estas cosas porque me recuerdan que no debería desaprovechar todo el material que tengo.
Esto salió de algún día del Décimo Mundial de Escritura, espero que les guste ♡
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Fragmentos de Eros
Humor¡Hola! Gracias por interesarte en mi humilde obra, esta es un conjunto de historias no entrelazadas, es decir, no obedecen una continuidad o una línea de tiempo, solo son relatos cómicos e historias ficticias de una fanática del yaoi. Así que si te...