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Una conexión desde adolescentes que no podía ser vista por los ojos de los adultos.

Sus ojos escondían lo más bello que el universo pudiese almacenar, mirarla me mantenía vivo como si de un pintor admirando a su obra de arte se tratara. Era la pureza en sí, era ese intermedio entre el sol escondiéndose y la noche aproximándose.
Amarme era más que suficiente para ser leal a su integridad. ¿Cómo paso? Seguramente habré salvado a algún rey en mi vida pasada para poder tenerla.

Mentirle nunca estuvo en mis planes, por supuesto que ella no lo merecía. Aún así me adelanto a decir que nunca estuve satisfecho de ello. Jamás me gustó mentirle e incluso pensé en abandonarlo todo para estar con ella, porque sufría con eso y por ende yo también...
¿Cuantas noches se paso llorando por mi... por mi actitud hostil que la hacia dudar?

Amar es... cuando tu felicidad depende de si la otra persona también lo es. Cuando estás tan seguro de que no hay alguien más que sepa agitar tu corazón con tan sólo una mirada... Así es... como yo me siento cuando estoy contigo.

Ella era mi prioridad, lo primordial de mi vida. Por más irreal y ridículo que parezca, yo no mentía en cuanto a mis sentimientos.

Tom, ¿piensas en mi? —preguntó uno de los tantos días en los que yo me perdía en mis pensamientos, jugando al sí o no del que tanto huía...

Pienso en ti, hasta cuando estoy contigo —mencioné a través de la línea—. ¿Y tú? ¿Piensas en mi? —escuche su risa del otro lado y deliré, porque no había otra cosa que me hiciera sentir aliviado más que escucharla reír.

En realidad, nuestra relación siempre fue disfuncional. A veces creía que no la merecía y ella a mi tampoco.
Yo era un muchacho ordinario y ella era tan espléndida que solía pensar que era irreal y que si la tocaba podría desaparecer.

"Te ayudé a cumplir tu sueño, pero no formé parte de él".

Nunca fue mi intención lastimarla de este modo. De verdad que no, y después de todo, entendía si ella no quería volver a saber de mi. Comprendía si no quería regresar conmigo. Pero yo sólo tenía un propósito y eso era: Ser el karma y jugar con el destino.

amapola ; tom kaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora