007

41 6 6
                                    

Aunque sus ensayos eran a escondidas con frecuencia pisaba el auditorio para verla bailar. A saber como le hacia para entrar porque sólo se tenía permitido usar el auditorio para eventos importantes. Así mismo yo también me infiltraba con sigilo para evitar que por mi imprudencia el plan se le arruinara.

Lamentablemente uno de esos días tuvo que adelantarlo por una cuestión que tenía que resolver pronto, Bill no me explicó de que trataba y yo no insistí.

Tomé asiento en el lugar ya concurrente y disfruté de la compañía que me proporcionaba, me gustaba imaginar que su baile era dedicado a mi al ser el único aquí, era absurdo fantasear con algo así. Su baile me transmitía paz, pero su persona me volvía loco. Amaba cuando iniciaba con sutileza y remataba de la manera más rigorosa posible, así de versátil era.

Me levanté dispuesto a irme de ahí para esperarla afuera, obviando que su salida no iba a ser por la puerta principal, por lo que que me detuve a unos metros de la otra entrada para disfrazar mi presencia inoportuna.

—¿Qué haces aquí? —me preguntó evasiva. Sacrifique mi asistencia a una clase para ser recibido de este modo, que maravilla.

—Quería verte.

—¿Verme? ¿Por qué?

—Porque te extrañaba.

—¿Estás drogado? —indagó en mi rostro un indicio de su suposición y se detuvo cuando se dio cuenta de que era inútil— Ya en serio, ¿por qué?

—Estoy hablando muy en serio. ¿Nos vamos, preciosa? —alcancé a tomar su mano sin contar que eso no le gustaría para nada, forcejeo, pero no le tomé importancia y nos aleje de ahí antes de que algo más grave ocurriera.

Me parecía gracioso el hecho de que hace unos días yo era el que no la quería cerca y ahora es al revés.

—Ya sueltame —le di tregua haciéndole caso y me miró con desdén—. ¿Quien te crees para hacer eso?

—Te lo dije. Si no me ilusionabas tú lo iba a hacer yo.

—Me niego a participar en tu circo —bufé. Era agobiante lo difícil que era convencerla—. Además, yo no gano nada haciéndolo.

¿Soy yo o eso sonó a que lo estaba considerando?

—No se trata de ganar, es algo que querías hacer desde el principio.

—Te lo repito otra vez porque veo que no me escuchaste: no me refería a eso.

—Haré lo que me pidas.

—No necesito nada de ti, Tom.

—En algún momento me vas a necesitar. O si no imagina que se se enteren que estás usando el auditorio sin permiso.

No quería usar algo personal para hacerla sentir presionada, mi intención era ponerla en una situación comprometida porque con lo que le pedí podía mantenerla a mi lado sin sentirme ridículo, estaba claro que sentía algo por ella y dudaba de si era recíproco.
Sólo cavé mi propia tumba de la que nunca quise salir.

—No lo harías.

—¿Quieres apostar?

—Puedo dejar de venir y asunto arreglado.

—No lo creo, tengo un video tuyo ensayando aquí, eso te deja desprotegida —por supuesto que no tenía nada.

—Eres un idiota.

—Y tú eres perfecta. Piensa en lo que diría tu tía si se entera, no sólo dejarás de ensayar aquí sino también en la academia —jugaba con candela al retarla, pero me mantuve firme. Su cara estaba roja del coraje y apretaba los puños con ímpetu.

amapola ; tom kaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora